Por Laurie Toby Edison y Debbie Notkin.
Accede al artículo original en inglés The Trajectory of Fat Liberation: Where Did We Start? Where Are We Now?, por Laurie Toby Edison y Debbie Notkin. Traducción no profesional realizada por ACCIUMRed para lectura personal.
Lectura simplificada
Laurie Toby Edison es una fotógrafa y activista social conocida por desafiar estereotipos a través de sus retratos ambientales en blanco y negro.
En su artículo The Trajectory of Fat Liberation: Where Did We Start? Where Are We Now? [La Trayectoria de la Liberación de la Gordura: ¿Dónde empezó? ¿Dónde estamos Ahora?], Edison reflexiona sobre el movimiento de liberación de la gordura, en el que se sumerge en 1994 junto a Debbie Notkin, activista y escritora. Ambas publican Women En Large: Images of Fat Nudes [Mujeres En Grande: Imágenes de Desnudos Gordos], un trabajo que alcanza una amplia difusión.
El artículo recorre la evolución del movimiento, enfocándose en la opresión ejercida hacia las personas gordas y su relación con otras formas de opresión, como el racismo y el sexismo. Edison emplea el concepto de interseccionalidad para examinar cómo diferentes tipos de opresión coexisten e interactúan. A lo largo del tiempo, el activismo por la gordura ha enfrentado marginalización, invisibilidad, estigma y odio continuos.
Edison también examina cómo la percepción de la gordura ha sido influenciada por factores culturales y políticos, incluyendo la medicina y los medios de comunicación. Cómo la medicalización de la obesidad ha contribuido a perpetuar estereotipos y prejuicios, y cómo los medios sociales han cambiado la conversación sobre la gordura y la aceptación del cuerpo.
Finalmente, Edison concluye destacando la importancia de la visibilidad y representación de las personas gordas contra la opresión y a favor de la justicia social.
Contextualizando
En 1994, Laurie Toby Edison y Debbie Notkin autoeditaron Women En Large: Images of Fat Nudes [Mujeres En Grande: Imágenes de Desnudos Gordos], con fotografías de Laurie y textos de Debbie. Trabajar en ese proyecto las sumergió profundamente en la comunidad del activismo por la gordura, principalmente en el área de la Bahía de San Francisco, durante los primeros años del movimiento de aceptación de la gordura. Más de 27 años después, Women En Large, un éxito en el ámbito de la prensa independiente, continúa en impresión. La obra, que combina la observación participativa directa, la investigación académica y el análisis de la cultura popular, muestra a Laurie y Debbie refiriéndose a sí mismas por sus nombres de pila, evidenciando su conexión personal con el tema.
En 1991, dos años después de que Laurie comenzara a imprimir fotografías de mujeres gordas en su cuarto oscuro y tres años antes de publicar Mujeres En Grande, nunca habríamos soñado con una revista académica respetada llamada Estudios de la Gordura. Tampoco concebíamos una línea de muñecas de Mattel con «tres diferentes formas corporales, siete colores de piel, veintidós colores de ojos y veinticuatro estilos de cabello» (Douglas). O que la mayoría de la gente pudiera nombrar actrices gordas que no estuvieran encasilladas en roles de comediantes o figuras de burla.
Todas las formas de opresión presentan similitudes y diferencias; tienen estructuras comunes y varían en intensidad. La opresión hacia las personas gordas blancas, en su peor expresión, no es tan severa o peligrosa como el racismo supremacista blanco dirigido contra las personas negras, indígenas y marrones (racializadas). Esta situación se agrava en el caso de las personas gordas de estas comunidades. El concepto de interseccionalidad, introducido por Kimberlé Crenshaw en 1989 para describir la experiencia de las mujeres negras, se aplica ahora al análisis de opresiones múltiples y simultáneas. Aunque la opresión por la gordura no alcanza la intensidad del racismo estructural e individual, la interseccionalidad muestra que todas las opresiones coexisten, y que los movimientos de resistencia deben manejar la tensión entre la primacía y la formación de coaliciones.
La marginación, opresión y silenciamiento de cualquier grupo se desarrollan paralelamente a una resistencia aumentada a su invisibilización. Las distintas generaciones y «olas» de movimientos como el feminismo, el antirracismo y los derechos de las personas con discapacidad se han manifestado mientras continúan y, en ocasiones, se intensifican las represiones. Por ejemplo, en las décadas de los 60 y 80 se alcanzaron avances significativos en la igualdad política, social y cultural de las mujeres, aunque todavía insuficientes e incompletos. Grupos marginados, que incluyen a mujeres, personas racializadas, personas con discapacidad y otras, han estado combatiendo el estigma desde que fueron marginados.
El activismo por la gordura es distinto de otros movimientos de los años 60 y 70, ya que no surge de un antecedente histórico claro. El control sobre el tamaño de los cuerpos de las mujeres es tan antiguo como la supremacía masculina. Estar en una posición inferior de la jerarquía de clases lleva a una opresión más intensa (la pobreza y la racialización intensifican la opresión a través de la interseccionalidad). Los estándares de belleza varían en función de si las mujeres están exigiendo derechos que el sistema de poder resiste. La lucha de las mujeres contra su subordinación es milenaria. El inicio de una política real sobre la gordura, particularmente en relación con la opresión de las mujeres, se remonta a la creación de la National Association to Advance Fat Acceptance [Asociación Nacional para el Avance de la Aceptación de la Gordura] (NAAFA, 1969) y el grupo más radical Fat Underground en 1973. (Newman, p. 141).
La lucha antirracista, con sus altibajos, ha retado la supremacía blanca desde la Guerra Civil de EE. UU., sin lograr erradicar, acallar o debilitar de manera significativa el dominio de los supremacistas blancos en el país. Esto ejemplifica la constante y ubicua resistencia al cambio que caracteriza a la mayoría, si no a todas, las formas de opresión social.
Rebecca Jennings, escribiendo sobre redes sociales y temas de gordura y tamaño corporal en Vox en 2021, analiza la presencia de esa oposición en el paisaje actual de las redes:
Actualmente, es incluso un cliché decir que las redes sociales nos hacen sentir mal con nosotras mismas. Diversos estudios han vinculado el uso de plataformas como Instagram con una percepción negativa del propio cuerpo. Por ejemplo, un estudio de 2020 reveló que mujeres universitarias que navegaban por Instagram experimentaban una reducción notable en la satisfacción con su imagen corporal en comparación con aquellas que usaban Facebook, una red que prioriza el texto sobre las imágenes (Jennings, 2021).
Más adelante, en este artículo se abordan las redes sociales y sus impactos positivos en los miembros de grupos marginados. Las redes sociales no constituyen una fuerza negativa absoluta en la lucha contra la opresión; en general, ninguna fuerza cultural o social ha logrado desmantelar por completo la oposición establecida.
Históricamente, frente al activismo convencional y radical, los márgenes se expanden y el espacio para resistir aumenta, pero la centralidad de la oposición sigue siendo inflexible.
Final del siglo XX: haciendo mella en el odio contra la gordura
Iniciamos nuestro viaje personal de reivindicación de la gordura a mediados de los 80. Durante la realización de diversos paneles de discusión sobre este tema en convenciones de ciencia ficción, Laurie, joyera y escultora, comenzó a ver la belleza de los cuerpos gordos a través de su perspectiva artística. Empezó creando joyas y esculturas que representaban cuerpos de mujeres gordas, pero pronto se dio cuenta de que el metal no era el material adecuado para lo que quería expresar.
En 1988, Laurie empezó a explorar la fotografía, comenzando con retratos de Debbie. Un año después, en 1989, estableció su propio cuarto oscuro, marcando el comienzo de un proyecto que se convertiría en Women En Large. Este proyecto combinó la habilidad de Laurie en la fotografía de retrato ambiental de bellas artes, centrada en un diverso grupo de mujeres gordas, con el texto principal escrito por Debbie y varios textos de apoyo detallados más adelante.
Desde el principio, entendimos que el proyecto debía ser comunitario. Por eso, durante cinco años, organizamos una serie de reuniones y diálogos públicos. En estos encuentros, Laurie presentaba sus fotografías mientras conversábamos sobre temas como la gordura, la imagen corporal y la salud con las personas que asistían. Los puntos que surgían en estas conversaciones se incluían en el libro, inspirando a Laurie a capturar imágenes de mujeres gordas en movimiento y haciendo ejercicio. Durante este tiempo, nos involucramos profundamente en los movimientos emergentes de liberación de la gordura y aceptación del tamaño, lo que no solo enriqueció nuestro material, sino que también nos brindó una comprensión profunda y una conexión con la comunidad (principalmente mujeres) que han sido y siguen siendo fundamentales en la lucha contra la opresión por gordura. Women En Large, así como nuestros otros proyectos, no habrían sido posibles sin esta comunidad. Estábamos comprometidas a hacer que el trabajo fuera accesible como libro, para que pudiera llegar al público más amplio posible a un precio razonable.
En un principio, no teníamos planes de autopublicar este libro; enviamos nuestra propuesta a más de 25 editoriales, incluidas pequeñas editoriales feministas y de fotografía. Sin embargo, todas nos rechazaron. Algunas incluso nos dijeron que les encantaba el trabajo, pero consideraban que publicar un proyecto tan transgresor representaba un riesgo demasiado grande. Paralelamente, revistas y periódicos comenzaron a mostrar interés en nuestro trabajo. La publicación de una fotografía con un texto complementario en la última página del reconocido Utne Reader, como su fotografía destacada, fue un punto de inflexión. En ese momento decidimos que era hora de presentar nuestro trabajo al mundo rápidamente, sin la intervención de una editorial.
Para financiar la publicación, recurrimos a la misma comunidad que había contribuido con comentarios y participación en el proyecto. Aprendimos sobre aspectos cruciales como la calidad del papel, tipos de encuadernación, tiradas y todas las demás decisiones importantes que implica crear un libro. En septiembre de 1994, lanzamos con éxito nuestro primer proyecto editorial.
Cada fotografía del libro (y en las siguientes series de retratos de Laurie, Hombres Familiares: Un Libro de Desnudos y Mujeres de Japón) se tomó en un contexto significativo. Como destacó Lori Don Levan en su obra Resistiendo los Estereotipos Negativos de la Gordura Femenina: «las fotografías de Edison están construidas a través de la colaboración con los sujetos fotografiados, quienes tienen agencia en el resultado del proceso fotográfico». Levan resalta que el proceso creativo de Edison se basa en la participación activa de sus modelos. (Levan, p. 36)
A lo largo de nuestro trabajo y del desarrollo del movimiento de liberación de la gordura, nos fuimos haciendo cada vez más conscientes de la marginación que enfrentan los hombres gordos. Una situación agravada por la presión social que recae sobre los hombres occidentales contemporáneos para no expresar sus sentimientos de dolor y soledad. Aunque Hombres Familiares no se enfoca específicamente en la gordura, Laurie optó incluyó modelos gordos en el proyecto. Samuel R. Delany, un reconocido escritor y sujeto retratado en Hombres Familiares, escribió.
Conozco mi propia historia corporal: hasta los 23 años, yo era realmente delgado, pero a los 25, de repente, empecé a engordar. Algunos de mis tíos paternos habían experimentado cambios similares, así que asumí que podría ser un factor genético. Hasta donde yo sabía, no hubo ningún cambio particular en mi dieta, hábitos alimenticios o cualquier otra cosa. La cuestión «estética versus salud» es un dilema recurrente en el debate. Es evidente que la salud puede involucrar un rango de peso mucho más amplio del que generalmente se considera. (Comunicación personal con Samuel R. Delany, 2021)
Las fotografías están cuidadosa y estéticamente compuestas. La artista lesbiana Tee Corinne escribió:
Este trabajo, centrado en el contenido, se sitúa más allá de las codificaciones y el lenguaje típico de las teorías académicas. Las fotografías están más cerca de la práctica documental que de la narrativa artística histórica tradicional… El proyecto Women En Large expande el diálogo visual, el repertorio o catálogo de imágenes almacenadas sobre las que descansa nuestra comprensión estética. (Newman, p. 139)
Estas fotografías de bellas artes se han exhibido en muchos países, incluyendo una notable presencia en Japón, y también en ciudades como Londres, Budapest, Shanghái, Seúl, Barcelona y Roma. Nuestra experiencia es que la conexión de Laurie con las personas retratadas y su esfuerzo por evitar la «otredad» da como resultado una obra que el público percibe como acogedora en lugar de impactante. Muchas espectadoras de Japón, a pesar de una cierta aculturación que demoniza los cuerpos gordos, han expresado a Laurie que encuentran sus fotografías «cómodas». Nuestro artículo de 2009 en Asia Pacific Journal; Japan Focus, titulado «Imagen Corporal en Japón y Estados Unidos», contiene más detalles sobre nuestro trabajo en Japón y lo que aprendimos allí.
Siempre supimos que el proyecto final tenía que ser lo suficientemente diverso para que la mayoría de las mujeres pudieran verse reflejadas en las fotografías. Para ello, recurrimos a reuniones comunitarias y nuestras redes personales para invitar a quienes estuvieran interesadas en ser fotografiadas. El libro presenta mujeres de distintas etnias, mujeres con discapacidades, así como mujeres de diferentes edades, tanto jóvenes como mayores. Con el tiempo, la serie fotográfica se expandió y enriqueció. Seis años después de que el proyecto comenzara en serio y seis meses después de decidir autopublicarlo, el libro fue lanzado. Este libro no solo contiene las fotografías de Laurie y los ensayos de Debbie, sino también textos y poesías escritas por las mujeres retratadas y otras que aportan diversas perspectivas sobre el tema. Las fotografías rara vez se muestran sin incluir las voces de las modelos y sus aliadas, voces que también mantenemos en este texto. Women En Large se sigue imprimiendo 27 años después de su publicación, habiendo vendido más de 10,000 copias.
El análisis de Kathleen LeBesco sobre la intención del libro es perspicaz. Según LeBesco, el texto de Notkin «está pensado menos para cambiar radicalmente la percepción de la sociedad sobre los cuerpos gordos que para ayudar a las mujeres gordas a sentirse mejor consigo mismas». Cambiar las suposiciones sociales arraigadas es un proyecto que puede llevar décadas o siglos, y que no puede realizarse sin cambiar antes la experiencia internalizada de las personas dañadas por esos estereotipos sociales.
Como se mencionó anteriormente, el activismo por la gordura nos precedió antes de que iniciáramos nuestro trabajo. No solo por organizaciones como NAAFA y el Fat Underground, sino también por publicaciones y artistas influyentes. Un hito en este movimiento fue el libro de Susie Orbach, Fat is a Feminist Issue: The Anti-Diet Guide to Permanent Weight Loss [La Gordura es una Cuestión Feminista: guía antidieta para la pérdida de peso permanente], publicado en 1978, que reivindicaba públicamente la palabra «gorda». En el trigésimo aniversario de su libro, Orbach describió la causa como un fracaso, una percepción que examinaremos más adelante.
… No vimos venir la reacción negativa, ni las variadas e ingeniosas formas que adoptaría, desde las ahora aparentemente inofensivas frases como «porque lo vales» hasta las nefastas prácticas de industrias que se enriquecen creando inseguridad corporal. Y eso fue mucho antes de que las redes sociales y las blogueras de belleza, con sus millones de seguidoras, empezaran a ganar dinero con la belleza como trabajo diario… El trabajo relacionado con la belleza se volvió implacable y, junto con él, se extendieron… juicios y percepciones de fracaso que, una vez internalizados, desestabilizaron la relación de las niñas con sus cuerpos y, por si eso no fuera suficiente, les generaron una inseguridad que dañó sus mentes. (Orbach, 2018)
El libro más radical Shadow on a Tightrope: Writings by Women on Fat Oppression [Sombra en la Cuerda Floja: Escritos de Mujeres sobre la Opresión de la Gordura], editado por Lisa Schoenfielder y Barb Wieser, fue publicado en 1983. Estos dos libros muestran la amplitud del movimiento de liberación de la gordura en sus inicios. El trabajo de Orbach, con enfoque en la pérdida de peso, fue publicado por una pequeña editorial, pero pronto lo recogió una editorial mayor, disponible en todas partes en formato de bolsillo de tamaño aeropuerto. Schoenfielder y Wieser fueron publicadas en el universo de la pequeña prensa lésbica y se quedaron allí, con una reedición en el trigésimo aniversario en 2013.
Shadow on a Tightrope surge del trabajo del Fat Underground y demuestra el coraje y el poder de las feministas lesbianas a principios de los 80. Aunque está enfocado principalmente en las mujeres blancas, abarca una variedad de temas que van desde memorias hasta ejercicio y deporte, acoso y dietas. Vivian F. Mayer escribe en el prólogo:
El dolor de las mujeres gordas no es un secreto. Recientemente, algunos libros populares han explorado este tema a fondo, lo que se añade quizás al desconcierto sobre por qué siguen gordas [entonces]. Sin embargo, el dolor rara vez se expresa inequívocamente y con palabras propias. Una de las cosas destacable de este libro que estás a punto de leer es que las mujeres gordas hablan en él sobre su dolor, inequívocamente. No lo disfrazan con justificaciones como «lo hacen con buena intención, solo quieren que adelgace». Las mujeres fuertes no requieren de excusas.
La fortaleza de las mujeres gordas no es muy conocida. Sin embargo, a medida que leas este libro, la conocerás. Y si eres gorda, en caso de que aún no hayas visto la fortaleza en ti misma, te prometo que lo harás. (Schoenfielder y Wieser, 1983, p. ix)
Estas pioneras, junto a otros grupos y publicaciones aliadas, colaboraron en la construcción de un lenguaje nuevo y necesario. Como primera identificación histórica de un grupo específico oprimido, las primeras activistas adoptaron términos del movimiento por los derechos civiles, del incipiente movimiento por los derechos de las personas con discapacidad y la larga historia de los movimientos feministas. También desarrollaron un nuevo lenguaje para nombrar aspectos específicos de la gordura, para contrarrestar palabras como «sobrepeso» y parar insultos hirientes comunes como «ballena» o «gorda». Nuestro trabajo puede considerarse como una aportación temprana y significativa al lenguaje visual, que, cuando se hace bien, suele ser más poderoso y efectivo que el lenguaje verbal.
El grupo Fat Lip Readers de San Francisco, que deriva del Fat Underground, se convirtió en un espacio de crecimiento mutuo, crítica constructiva y aprendizaje durante muchos años. Actuando en Fat Lip Readers, mujeres gordas contaban sus historias públicamente en una variedad de festivales, incluyendo festivales de música, ferias callejeras y otros espacios. Laura Bock y Carol Squires escribieron las experiencias del grupo en su obra Fat Lip Readers Theatre: A recollection in two voices:
El odio a la gordura está profundamente arraigado en la sociedad estadounidense. Existe un fuerte incentivo de lucro para crear continuamente nuevas dietas, medicamentos y cirugías para hacer que las personas gordas adelgacen. A esto se suma la influencia de décadas de medios de comunicación diciéndonos, especialmente a las mujeres, que ser delgada es ser bonito, y ser bonita es la clave para una vida feliz. El Fat Lip Readers Theatre (FLRT) fue un grupo de mujeres gordas que, en el centro de atención, proclamó en voz alta y sin disculpas, «Somos gordas, ¡acéptalo!» Creo que generamos una ola de positividad hacia la gordura que tocó a muchas personas. Así que, aunque no destruimos por completo el odio a la gordura, estoy convencida de que hicimos mella en él. (Bock y Squires, 2019, p. 236)
Cuando empezamos con nuestras alianzas, la única marca de ropa de tallas grandes para mujeres en Estados Unidos era Lane Bryant, una reconocida cadena nacional que seguía activa en 2021. Sus productos se distinguían por un uso extenso del poliéster, estampados de flores de gran tamaño y diseños que tendían hacia una estética pasada de moda y suburbana: «femenina», pero carente de sensualidad o atractivo. Sin embargo, surgieron nuevas empresas, muchas de ellas creadas por mujeres gordas, que empezaron a presentar colecciones de tallas grandes, algunas hasta la 5X y 6X, empleando tejidos naturales y diseños modernos. Hoy, una adolescente gorda puede encontrar ropa en la mayoría de las tiendas y definitivamente dispone de más variedad, incluyendo opciones económicas, en la web. A pesar de que algunos grupos activistas pueden criticar el consumismo y el lucro, estos factores clave marcaron la diferencia para cientos de miles de mujeres que solo buscaban ropa atractiva que les quede bien.
Carol Squires, fotografiada en Women En Large, cuenta una historia que era demasiado familiar en esa época:
Estaba en una convención de ciencia ficción. Una mujer gorda se acercó y dijo que me había visto actuar hace años. Me preguntó si podíamos ir a un lugar privado para hablar. Casi en cuanto nos alejamos de la multitud, empezó a llorar. Confesó lo mucho que siempre había odiado su cuerpo gordo y cómo lo culpaba de todos los problemas que tenía, incluyendo una serie de relaciones abusivas. Nuestras palabras habían plantado una semilla. Aunque no había abandonado la búsqueda de ser delgada, se había tomado en serio nuestros mensajes. «No pongas tu vida en espera hasta que adelgaces», «mereces respeto y felicidad sin importar tu tamaño». Hacía poco que había terminado una relación con un hombre que le confesó que tenía que cerrar los ojos cuando tenían relaciones sexuales porque su gordura le daba asco. Se aferraba a relaciones como esta hasta que la dejaban. Sin embargo, esta vez, lo había dejado ella al mes de salir. Lloramos, reímos y nos abrazamos. Nunca la volví a ver, pero me gusta pensar que, eventualmente, hizo las paces con su cuerpo. (Carol Squires, comunicación personal, 2021)
La gordura, problema médico
Usando nuestro marco de un centro aparentemente intratable con márgenes ampliados, la profesión médica y las mentiras médicas arraigadas son, sin duda, un foco central de intractabilidad. Las limitaciones de espacio de este artículo nos impiden entrar en detalles sobre la falta de conciencia de la profesión médica a los daños que causa; aquí nos limitamos a historias personales y referencias científicas. Como en todos los demás aspectos de la opresión, la interseccionalidad funciona en el consultorio del médico.
Una modelo de Women En Large contribuye con esta historia desgarradora que se repite:
La mejor amiga de mi hija, Jo Goldberg, era una joven gorda de 1,83 metros de altura y huesos grandes. Tanto su madre (delgada) como sus médicos insistían reiteradamente en que debería adelgazar. Cuando Jo comenzó a perder peso de manera inesperada, sin proponérselo, su entorno se mostró entusiasta y la felicitaban. Jo intentó expresarles que se sentía dolorida y siempre fatigada, pero solo prestaban atención a su pérdida de peso. Un día se desmayó en el trabajo. Le diagnosticaron un linfoma agudo, que podría haberse tratado si lo hubieran detectado antes. Falleció dos semanas después. Tenía 23 años. Ni mi hija ni yo lo hemos olvidado jamás. (Tracy Blackstone, comunicación personal, 2021).
En 1994, cuando se publicó Women En Large, ya había evidencia significativa en la literatura médica que cuestionaba la idea de que ser gorda es sinónimo de no tener salud. Con el paso de los años, la cantidad de datos ha aumentado, junto con evidencias de que las dietas no funcionan. Sin embargo, la experiencia promedio de las personas gordas en las consultas médicas no ha cambiado en absoluto, y podría decirse que incluso ha empeorado.
La mayoría del sector médico sigue un concepto que Lynne Murray, antigua colaboradora y coautora en nuestro blog Body Impolitic, llamó «la sentencia de fe».
Esta se aplica cuando una persona experta o periodista quiere sostener una conclusión que no está respaldada por la evidencia. Un ejemplo claro es la cobertura mediática de investigaciones científicas que refutan mitos dietéticos, como el estudio de 2003 de la Escuela de Medicina de Harvard. Este estudio determinó que «hacer dieta para controlar el peso no solo es ineficaz, sino que también puede contribuir al aumento de peso».
Los medios nacionales frecuentemente reportaron el estudio de Harvard agregando una frase hecha que contradecía el hallazgo, afirmando: «Por supuesto, todos sabemos que la manera de mantener un peso saludable es comer menos y ejercitarse regularmente». (Murray, 2009)
Para obtener más información sobre cómo el Índice de Masa Corporal (IMC) es arbitrario, consulte Campos, et al. (2006) y Brown (2005). El artículo de Brown es un estudio de la medicalización de la «obesidad», abarcando muchos temas que nos vemos obligadas a omitir aquí.
Una escritora y académica negra, ampliamente publicada, compartió su experiencia personal:
Mientras que todas las personas gordas deben soportar la negligencia médica que resulta de vivir en un cuerpo considerado «enfermo», el impacto de la gordofobia médica se intensifica a lo largo de las líneas raciales. Históricamente, la delgadez es sinónimo de blancura y ha sido así desde el comienzo de la participación de Inglaterra en el comercio transatlántico de esclavos, cuando las mujeres africanas comenzaron a ser retratadas como el opuesto estético de las mujeres europeas (Strings 2019).
La racialización de la gordofobia afecta cómo se percibe mi propio cuerpo que, aunque es más grande y oscuro que muchos, sigue siendo más pequeño que el de la mujer estadounidense promedio y no es reconocido por los médicos como digno de una intervención sostenida y de cuidado empático. Dentro de las paredes estériles de la clínica, el dolor fisiológico y psicológico de mis enfermedades crónicas significa poco mientras clínicamente sea obesa. El privilegio que mi tamaño me da en otros contextos significa poco aquí, mientras clínicamente sea obesa. En las paredes estériles de la clínica, ya no soy una persona a tratar, sino un IMC que reducir. (Elizabeth Adetiba, comunicación personal, 2021)
Una excelente revisión de por qué las dietas no funcionan está en el libro Rethinking Thin [Repensar la Delgadez], de Gina Kolata.
La cirugía bariátrica, un procedimiento de reducción de grasa, es compleja y su uso es excesivo. El acceso no es igual para todas las personas, siendo más accesibles para las acomodadas (a menudo, blancas) que para personas pobres. A pesar de que hay mujeres que han obtenido beneficios de la cirugía bariátrica, los riesgos son elevadísimos y las estadísticas son difíciles de obtener, ya que los estudios suelen estar influenciados por intereses económicos en la industria. La pandemia ha impulsado la cirugía estética, atribuido al tiempo que la gente pasa viéndose a sí misma en Zoom, y también ha aumentado la cirugía bariátrica, debido a la percepción de la «obesidad» como un factor de riesgo para la morbilidad por COVID-19. Durante la pandemia, la preocupación por el IMC y la «obesidad» ha alcanzado un punto de alarma moral, hasta el punto de que la «obesidad» fue un criterio para acceder, de forma temprana, a la vacuna en EE. UU.
El foco en la «obesidad» y el IMC como factores en la COVID-19 probablemente distrae de los verdaderos cofactores, muchos de los cuales son resultado del racismo sistémico, que crea la correlación entre COVID-19 y la grasa.
Las comunidades BIPOC y Latinas, más propensas a enfermarse y morir en parte por ser trabajadores esenciales que no pueden escapar del riesgo de infección, también tienen mayor prevalencia de obesidad, debido a factores genéticos, de acceso y preferencias alimenticias. Las enfermedades más directamente asociadas con la gordura, como las enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares, están incontrovertiblemente relacionadas con el estrés y con las dificultades de vivir como BIPOC o persona de color (racilizada) en una sociedad racista. Etiquetar el problema como «obesidad» culpa a la víctima y promueve soluciones inefectivas y justifica cirugías caras. Se espera que para 2022 o 2023 aparezcan estudios que demuestren que la «obesidad» no fue un cofactor tan relevante para la COVID-19, concluyendo con la habitual sentencia de fe.
Un amigo y colega nuestro escribió:
Llevo 34 años ejerciendo como terapeuta de trabajo corporal, asistiendo a pacientes con lesiones crónicas en el esqueleto y los tejidos blandos. He tratado a pacientes grandes (el más pesado alcanzaba los 226 kilos) que sufrían de dolor, y a quienes se les había indicado que su peso era la causa. Sin embargo, en cada caso, el dolor se debía a una o más lesiones específicas, y los pacientes podían incluso relatar el momento y la manera en que se produjeron dichas lesiones. Es innegable que al tratar la verdadera lesión esquelética, los pacientes obtienen un alivio físico y emocional significativo.
No hay razón inherente que impida que pacientes gordos puedan recibir reemplazos de rodilla, la única barrera es que ciertos médicos no quieren hacerlo. He asistido a varias personas obesas para que encontraran profesionales dispuestos a efectuarles cirugías ortopédicas, y en todos los casos, los resultados fueron positivos y cambiaron sus vidas. (Dr. James Robinson, comunicación personal, 2021)
Siglo XXI
De haber contado con más espacio, este artículo habría explorado cómo ha evolucionado el uso del lenguaje con respecto al cuerpo, incluyendo la reciente popularización de la expresión «cuerpos negros y morenos», así como el impacto de la polarización política en el siglo XXI, con referencias tempranas como el trabajo de Dorothy Roberts en 1998.
No obstante, lo que destaca en la actualidad es la revolución de las redes sociales, algo que no podíamos imaginar en 1991. Para analizar cómo afectan a las personas gordas, retomamos las observaciones de Rebecca Jennings:
Morayo Ogunbayo, estudiante universitaria, es plenamente consciente de que la mayoría de las personas no son modelos. Comprende que las imágenes de mujeres delgadas y hermosas que aparecen en su página de inicio de TikTok son el resultado de algoritmos complejos que evalúan billones de interacciones en la pantalla, reflejando los prejuicios y preferencias predominantes de la sociedad. A un nivel racional, la mayoría de los adolescentes también lo saben. Pero saberlo no ayuda realmente. Compararse con la chica más popular y bonita de la escuela siempre ha sido duro, pero es aún más duro cuando parece que cada chica en el planeta es una chica popular y bonita. (Jennings, 2021)
Este es un ejemplo de cómo el statu quo se perpetúa y refuerza a sí mismo, como siempre lo ha hecho. Los feeds de redes sociales, determinados por algoritmos que priorizan la popularidad, son el equivalente moderno de medir el éxito a través de métricas publicitarias menos tecnológicas; estos feeds son más persuasivos y difíciles de ignorar. La cooptación y comercialización de conceptos como la «positividad corporal» agravan el problema, bombardeando a las personas con mensajes de que deben amar sus cuerpos «tal como son», mientras les venden productos como cremas aclaradoras de piel o programas de ejercicios que prometen hacer más sencillo amar un cuerpo «mejorado». Las aplicaciones de modificación corporal en las redes se han vinculado con un aumento en los trastornos alimentarios (véase Jennings, 2021).
Sin embargo, las redes sociales también brindan una oportunidad única para conectar a personas con problemas o intereses comunes. Entre el surgimiento del movimiento de liberación de personas gordas y la omnipresencia de Facebook, Twitter y TikTok, muchas jóvenes probablemente vivieron su adolescencia sin saber que existían quienes defendían su derecho a verse y amar su cuerpo tal como es. En 2021, aunque una adolescente puede no encontrar de inmediato los recursos y apoyo que necesita, estos son mucho más accesibles que antes y las barreras para encontrarlos son menores.
En TikTok, podemos ver a Lizzo (una destacada cantante, rapera, compositora y flautista negra) haciendo ejercicio y diciendo:
Entonces, la próxima vez que sientas la necesidad de juzgar a alguien, ya sea porque esté tomando un batido de kale o comiendo en McDonald’s, haciendo ejercicio o no, mejor échale un vistazo a tu jodido ser y a tu maldito cuerpo. La salud no se define solo por lo que haces externamente, sino también por lo que haces internamente, y muchos de vosotros necesitáis una limpieza interna. Namasté. Que tengáis un gran día. (Lizzo, 2020)
Las voces más destacadas en redes sociales abogando por la liberación de la gordura tienden a ser aquellas más «socialmente aceptables». Personas negras de piel clara reciben más visualizaciones que aquellas de piel oscura; mujeres gordas de talla media que hablan sobre aceptar sus cuerpos consiguen más vistas y «me gusta» que mujeres que pesan 160 kilos o más. Además, es aún más raro encontrar hombres que aboguen por la liberación de la gordura, ya sea en primera primera persona o como aliados.
Sin embargo, en todas las principales plataformas de redes sociales, estos cuerpos y voces están presentes, pueden ser escuchados, alcanzados y llegar a nuevas audiencias. Los libros están disponibles. Artistas gordos como Chrissy Metz, Gabourey Sidibe, Kathy Bates y Jon Favreau tienen plataformas y seguidores. Se nos ha preguntado sobre la posibilidad de un Women En Large II. Nos complace que no sea necesario un segundo volumen, ya que las imágenes de cuerpos gordos y las ideas sobre su liberación son accesibles en Internet.
Siempre hemos creído que la justicia social avanza cuando las personas se unen a un movimiento, en el nivel de participación que les resulte cómodo. Casi todas las mujeres fotografiadas por Laurie amaron sus fotos y se sintieron liberadas por ellas. Muchas personas que han interactuado con Women En Large nos han expresado cómo el libro les impactó profundamente. Incluso ante la inmensa presión de la cultura anti-gordura, podemos encontrar consuelo y fuerza en cada mente que cambia, en cada persona que acepta su cuerpo y, especialmente, en cada persona que usa las redes sociales y otros medios para difundir el mensaje, compartir la verdad y expandir la alegría de vivir en cada cuerpo.
Referencias
Las referencias citadas por Therí Alyce Pickens en este capítulo no se han transcrito en la presente traducción. Para acceder a ellas y profundizar en el estudio de su obra, te recomendamos consultar su artículo Edison, Laurie Toby. The Trajectory of Fat Liberation: Where Did We Start? Where Are We Now? En laurietobyedison.net.