El texto 'MAD Music' (en castellano, Música Loca). El término 'MAD' está formado con una 'A' circulada, símbolo anarquista.
 

Estudios de la Locura y Música Loca

Por Mark A. Castrodale.

Artículo parte de New Horizons in Adult Education & Human Resource Development [Nuevos horizontes en la educación de adultos y el desarrollo de recursos humanos] 31(1), 40-58. Traducción no profesional realizada por ACCIUMRed para lectura personal.

El texto 'MAD Music Positive' (en castellano, Música Loca Positiva). El término 'MAD' está formada con una 'A' circulada, símbolo anarquista.

Introducción

En este artículo, analizo cómo la Música Loca puede alterar los discursos patogizantes sobre la locura y afirmar las subjetividades Locas. Me baso en el campo de los Estudios Locos [Estudios de la Locura] para discutir cómo la Música Loca reconoce los conocimientos subyugados de las personas que se identifican a sí mismas como Locas, altera el dominio de los conocimientos psicodisciplinarios y abre espacios complejos locos-positivos.

Me baso empíricamente en el trabajo lírico de los músicos Locos para demostrar cómo su música puede ser disonante con los paradigmas biomédicos dominantes de la locura que arraigan patológicamente las enfermedades mentales en los individuos.

Por último, sugiero que la Música Loca-positiva inserta contra-conocimientos locos, narrativas radicales complejas y se basa, directamente, en las experiencias vividas por personas Locas de maneras que ofrecen nuevos conocimientos pedagógicos sobre las prácticas sistémicas contemporáneas de la locura.


«Se cantaron canciones, se pronunciaron discursos y se guardó un momento de silencio por quienes fueron recordados al final del primer Día del Orgullo Loco» Geoffrey Reaume (2008, p.3)

La locura, o lo que entendemos por locura, se aprende. Las identidades Locas también se viven y se forjan. La música representa un lugar pedagógico donde músicos locos enseñan a otras personas sobre sus experiencias vividas, y a través de la autoexpresión tallan sus propias identidades. En este artículo, argumento que los significados discursivos de la música positiva respecto a la locura proporcionan perspectivas pedagógicas sobre los sistemas de salud mental, la violencia psiquiátrica, las experiencias Locas, el orgullo loco y las subjetividades de usuarias, supervivientes y ex-pacientes (c/s/x).

Como músico aficionado, he experimentado siempre la música como una forma de autoexpresión. Vengo de una familia en la que la música nos une. Mi historia musical es también una historia familiar. Mi abuelo Settimio Castrodale fue director y músico profesional; tocó para la orquesta filarmónica Local, escribió y transpuso música, fundó y fue el director de una banda comunitaria ítalo-canadiense local.


Cuando mi madre murió de cáncer de mama, yo tenía 15 años (Castrodale & Zingaro, 2015) y recurrí a mi colección de vinilos escuchando en bucle «While My Guitar Gently Weeps», de los Beatles, y el álbum completo «Pet Sounds», de los Beach Boys. Mi abuelo continuó dándome extensas lecciones de piano. También encontré formas de socializar tocando la batería, que aprendí de mi padre. Practicar en el sótano, tocar junto con cintas de álbumes de Nirvana, Foo Fighters, Pixies, Sloan o Weezer me ayudó a superar mis difíciles años de adolescencia. Me uní a una banda, practicaba y tocaba en vivo, a menudo ocultándome detrás de mis platillos deliberadamente inclinados. Todavía escribo música y toco de vez en cuando. Para mí, la música representa un medio de expresión y fue, personalmente, instrumental en momentos de duelo. Mi historia de pérdida y las conexiones con personas y comunidades que se identifican con la Locura me han llevado a emprender esta trayectoria de investigación.

En mi trabajo, veo mi investigación, enseñanza y escritura como una praxis interconectada dirigida a promover la paz, la empatía y la justicia social. Me baso en los Estudios de la Discapacidad, Estudios de la Locura (véase LeFrançois, Menzies & Reaume, 2013), y Geografías de la Discapacidad (Castrodale & Crooks, 2010). Mi posicionamiento (Castrodale & Zingaro, 2015), experiencias vividas y previas investigaciones con un alumnado activista autoidentificado como Loco (Castrodale, 2015) me han motivado a examinar la música positiva respecto a la locura. El lenguaje y la imaginería de la locura a menudo representan a los sujetos mentalmente enfermos como individuos fuera de control, inmorales y violentos (LeFrançois, Menzies & Reaume, 2013). Existe una escasez de perspectivas críticas que desempaquen el cuerdismo en la música. Las prácticas basadas en el arte, como la participación de sobrevivientes en la música, pueden facilitar la compasión, el cuidado, la confianza y la recuperación (Crawford, Lewis, Brown & Manning, 2013). Esbozo el campo de los Estudios de la Locura y debato cómo la música positiva respecto a la locura puede representar un sitio de pedagogía.


Argumento que se necesita más investigación que se base, directamente, en los conocimientos y perspectivas de personas sobrevivientes psiquiátricas, usuarias y ex-pacientes (c/s/x) sobre la música. ¿Cómo entienden el papel de la música en sus vidas? ¿Cómo utilizan la música para desafiar activamente el cuerdismo y la violencia psíquica? ¿Cómo está vinculada la música al orgullo loco? Escribo este artículo como un académico comprometido (Castrodale, 2017; Cresswell & Spandler, 2012) basándome en los Estudios de la Locura y las narrativas de sobrevivientes, y esperando un mundo más amable. Propongo la musicoterapia para desentrañar cómo la música ha sido vinculada a discursos de bienestar y la mediación de la conducta de las personas. Cómo la musicoterapia puede representar una herramienta dirigida a producir sujetos normales, complacientes con el statu quo, que ciertamente no están locos. Se necesitan orientaciones críticas hacia la comprensión de la música como una práctica antiopresiva para abordar las desigualdades de poder, las injusticias sociales (véase Baines, 2000; 2013; 2014) y contrarrestar el cuerdismo.

Posteriormente, introduzco temas y vías que sirven como plataformas desde las cuales se puede criticar los discursos dominantes relacionados con la locura (salud mental) en la música convencional. Finalmente, me baso en las letras de Daniel Mackler, Blue Panthers Party y Evan Greer & Friends, quienes, como sobrevivientes de la Psiquiatría, cuestionan los enfoques patologizantes psíquicos y la violencia psiquiátrica. A través de las letras de sus canciones introducen ideas de angustia y recuperación de la cordura y demuestran que la música es un sitio radical, transformador, vinculado a su propia subjetividad y autocuidado.

Se necesita un análisis más profundo y sostenido de la música y su letra respecto a la locura, junto con un examen del valor pedagógico de la Música Loca basándose en los conocimientos de usuarias/supervivientes/ex-pacientes.


Las pedagogías Locas han estado ausentes en la educación para personas adultas, la pedagogía crítica (McLaren & Kincheloe, 2007) y la formación docente (Castrodale, 2017). Este artículo representa mi intento de catalogar las obras de artistas musicales locos y reflexionar sobre el valor pedagógico de dicha música. Los Estudios de la Locura representan un sitio de educación que ofrece perspectivas pedagógicas basadas en los conocimientos de personas Locas para contrarrestar la opresión cuerdista (Costa, 2014) y la violencia psiquiátrica (Brustow, 2013).

La música positiva respecto a la locura tiene un valor pedagógico que informa nuevas subjetividades Locas y contrarresta el cuerdismo. Dicha música permite a personas aprendices y adultas, Locas y no Locas, a dar sentido a las subjetividades en relación con los discursos orientados a la locura, así como constituir identidades positivas respecto a la locura.

La música puede ser desde la Educación una herramienta para contrarrestar el cuerdismo y forjar formas de ser positivas respecto a la locura.

Portada de 'Música Popular y Mitos de la Locura, de Nicola Spelman. '
Música Popular y Mitos de la Locura, de Nicola Spelman.

La música y las ciencias psi

El valor terapéutico de la música ha sido bien reconocido (Clarke, 2016). Los efectos de la música son de gran interés para la investigación psicológica. La literatura musical relacionada con la salud mental y basada en la psicología discute, predominantemente, el potencial de la música como terapia para restaurar estados emocionales positivos normativos en sujetos enfermos (Legge, 2015; Lin, Yang, Lai, Su, Yeh, Huang, & Chen, 2011; Patterson, Duhig, Darbyshire, Counsel, Higgins, & Williams, 2015).

La música ha sido vinculada a discursos de salud y bienestar, alivio del estrés y la promoción general de la salud mental positiva (Ansdell, & Meehan, 2010; Lee & Thyer, 2013; Vastfjall, Juslin, & Hartig, 2012). Interpretar música y cantar pueden fomentar un sentido de comunidad y promover el bienestar general (Dingle, Brander, Ballantyne, & Baker, 2013). La participación de personas en musicoterapia también se considera beneficiosa para moldear la calidad de la musicoterapia (Rolvsjord, 2014). Se necesita más investigación sobre la música basada directamente en las perspectivas y experiencias de las usuarias. (Baines, 2000; 2013; 2014; McCaffrey, 2014). La conexión entre la música y la salud mental representa un área importante de investigación y becas.

Cuando un individuo o grupo de personas hace algo no conformista, desagradable, criminal, delincuente, inmoral, la pregunta «¿qué música estaban escuchando?» se convierte en parte de la investigación psicológica que profundiza en las subjetividades humanas. La música está ampliamente vinculada a la higiene moral de la población (Baker & Bor, 2008). La música puede aliviar la angustia, ansiedad y depresión de los individuos (Chen, 2014; Chen, Hannibal & Gold, 2015; Choi, Lee, & Lim, 2008) y enfermedades mentales graves (Grocke, Bloch, Castle, Thompson, Newton, Stewart, & Gold, 2014). Sin embargo, hay poco examen crítico de la música como herramienta disciplinaria y regulatoria destinada a condicionar el comportamiento en relación con discursos de relajación, terapia y resiliencia (Spelman, 2012). De esta manera, la música puede usarse como una forma de (re)alinear normativamente los pensamientos y conductas de sujetos ‘mentalmente enfermos’.

Como atestiguan Baker y Bor (2008), se suele considerar que los géneros musicales juegan un papel en la formación de las actitudes, emociones y conductas de los individuos. El gusto musical se conceptualiza así en alguna literatura psicológica especulativa como teniendo impactos profundos en los pensamientos, comportamientos, conductas y acciones (anti)sociales de una persona (Suetani & Batterham, 2015). La música que uno escucha y su salud mental están discursivamente conectadas. Se dice implícitamente que la música juega un papel en la formación de la salud mental de los individuos, moldeando de alguna manera su estado de ánimo y mente. Esto tiene implicaciones para la salud y el bienestar de las personas.

Si se concibe que la música tiene potencial terapéutico, también sugeriría que alguna musicoterapia podría también representar una herramienta dirigida a la regulación disciplinaria de la conducta de los sujetos (Foucault, 1999; 2003; 2007). La música como terapia busca calmar, hacer complacientes, fomentar el afrontamiento de las injusticias del mundo actual. En mucha musicoterapia, el potencial radical, rebelde, enojado, ruidoso, punk y alternativo es evacuado. La música que grita, golpea, lucha con la disonancia, cacofonías de sonido, ruidos ininteligibles, por lo tanto, no tiene un valor terapéutico.


Estudios de la Locura

Los Estudios Locos [Estudios de la Locura] representan un campo creciente de investigación y activismo que abre nuevas formas de examinar los discursos de la salud mental (Beresford & Russo, 2016). El término locura proviene de «madness» (locura en inglés), donde personas que se autoidentifican como Locas se han reapropiado del término «Mad» (Loca en inglés) como una fuente de orgullo y resistencia.

Los Estudios de la Locura como campo se basan en los conocimientos y perspectivas de usuarias, supervivientes, ex-pacientes y personas que tienen experiencias directas con la opresión psiquiátrica (Beresford & Russo, 2016; Burstow, 2013; Castrodale, 2015; Liegghio, 2013; LeFrançois, Menzies & Reaume, 2013; LeFrançois & Diamond, 2014; McWade, Milton & Beresford, 2015; Procknow, 2017; Price, 2011; Reville & Church, 2012; Russo & Beresford, 2015). Los Estudios de la Locura arrancan la locura del discurso biomédico —autoridad sobre todos los asuntos relacionados con ‘enfermedades mentales’—, que la supedita a la experiencia clínica psíquica, donde los Estudios de la Locura ofrecen narrativas contrarias de la locura y los conocimientos locos (Costa, Voronka, Landry, Reid, Mcfarlane, Reville, & Church, 2012).

Los Estudios de la Locura como campo representan:

un área de educación, becas y análisis sobre las experiencias, historia, cultura, organización política, narrativas, escritos y, lo más importante, las PERSONAS que se identifican como Locas; supervivientes psiquiátricas; usuarias; enfermas mentales; pacientes; neurodivergentes; discapacitadas, por nombrar algunas de las ‘etiquetas de identidad’ que nuestra comunidad puede elegir usar. (Costa, 2014, ¿Qué son los Estudios de la Locura?, párr. 1)

El Movimiento Loco ha contribuido enormemente a los Estudios de la Locura como campo, ha sido vital para exponer la opresión sistémica, la violencia y el poder del sistema de salud mental (Everett, 2000). Como área de educación, los Estudios de la Locura ofrecen valor pedagógico. Se basan en conocimientos Locos para enseñar a otras personas sobre experiencias Locas, contrarrestar el cuerdismo y reconocer con orgullo las identidades Locas.

La política positiva respecto a la locura valora las subjetividades y conocimientos de las personas Locas y respeta su dignidad humana. La política positiva respecto a la locura es interseccional, buscando a menudo la justicia social y la igualdad. Dentro de esta política, se valoran las experiencias Locas y se celebra el orgullo loco. Es importante, la política positiva respecto a la locura abre un espacio para la locura en la sociedad (Adame, 2014). Las alianzas también pueden adoptar posiciones positivas respecto a la locura apoyando los derechos y la agencia de las personas Locas (Church, 2018).

Los Estudios de la Locura centran las narrativas de las personas supervivientes psiquiátricas cuyas experiencias directas con los regímenes psíquicos de conocimiento, experiencia, prácticas, terapias, curas, violencia onto-epistemológica y tortura son llevadas a primer plano. El activismo positivo respecto a la locura ha sido esencial para protestar contra la opresión de las intervenciones y tratamientos biomédicos individualizadores y patologizantes basados en la psicología, y en abogar por los derechos humanos de la comunidad Loca (Everett, 2000). Las personas Locas pueden celebrar la locura, problematizar el sufrimiento (Rimke, 2016), valorar las historias y narrativas locas y buscar forjar nuevas redes de apoyo, respeto, ayuda mutua y cuidado.

Algunas personas Locas también se alinean con la antipsiquiatría como medio para impugnar y refutar la autoridad psíquica y la violencia real y los daños causados por la psiquiatría. No todas las personas Locas comparten esta posición política. Sin embargo, «los Estudios de la Locura no se alinean ni pactan con el lobby farmacéutico, las investigaciones fabricadas de mala calidad sobre los ‘enfermos mentales’, los imperativos neoliberales vacíos y la moralmente en bancarrota empresa psíquica» (Castrodale, 2017, p. 52).


Como campo de activismo e investigación, los Estudios de la Locura aprecian una polifonía de voces Locas (Clarke, 2016), experiencias y perspectivas que, de alguna manera, están comúnmente vinculadas a la búsqueda de contrarrestar el cuerdismo y las formas dominantes en que las personas Locas son, en muchas ocasiones, subyugadas, alienadas, patologizadas y violentadas. De este modo, reconociendo una multitud de identidades Locas, alteridad y diversas conciencias que validan diferentes experiencias (Burstow, 2003), los Estudios de la Locura ofrece conocimiento importante para la educación de alumnado adulto en la enseñanza sobre el cuerdismo y el rechazo de los modelos biomédicos de la locura (Burstow, 2003).

Los Estudios de la Locura también enseñan sobre la opresión ejercida contra las personas Locas, las formas de entender el trauma y la necesidad de comprender y valorar las experiencias alternativas (2003). La educación de alumnado adulto puede abarcar los discursos sobre la salud mental aplicando teorías y perspectivas onto-epistemológicas informadas por los Estudios de la Locura. La comunidad docente puede incorporar enseñanza y aprendizaje que se basa, directamente, en los conocimientos locos, de manera que desafíen las prácticas de etiquetado y las comprensiones cuerdistas de las identidades Locas en la educación.


Marco conceptual

La música representa un lugar de resistencia a la opresión psiquiátrica/psíquica y también un sitio para celebrar las identidades del Orgullo Loco. La locura ha sido tema para la música popular (Spelman, 2012). Sin embargo, como afirma Spelman (2012): «hasta la fecha, se ha realizado muy poca investigación con respecto a las representaciones de la locura en la música popular… Una escasez que es bastante sorprendente» (p. 9).

Me baso en Spelman (2012) para un marco analítico conceptual. Spelman (2012) ofrece vías temáticas relevantes para criticar los discursos de salud mental prevalentes en la música:

  • Caracterizaciones, descripciones y representaciones de personas Locas.
  • La locura y las unidades/relaciones familiares.
  • «Crítica de los tratamientos psiquiátricos» (p. 146)
  • «Crítica del ingreso psiquiátrico involuntario» (p.150)
  • Posturas y sentimientos anti-psiquiátricos.

Spelman (2012) muestra a las personas como delincuentes, deficientes, anormales, criminales, violentas y en necesidad de intervención, tratamiento, cura. La locura se representa como una carencia respecto a las personas supuestamente sanas/normales. La familia se evoca como un centro de relaciones con vínculos familiares relacionados con la salud mental y el bienestar. Las relaciones familiares juegan un papel en la formación de la subjetividad mental de la persona. Los tratamientos psiquiátricos y la violencia, como la del ingreso involuntario, tienen una historia violenta y tortuosa. La ‘ciencia psiquiátrica/psíquica’, cuando es objeto de escrutinio, puede revelarse como imperfecta y defectuosa. Los regímenes de cura también pueden disciplinar a las personas para moldear su conducta (Spelman, 2012).

Por último, las posturas antipsiquiátricas comparten una profunda historia de escepticismo y rechazo de la autoridad y el estatus de experto (Rose, 1998; Spelman, 2012). Estos temas forman la base de mis escritos sobre la música positiva respecto a la locura y representan hilos conceptuales para un análisis crítico más profundo del terreno político de los discursos de salud mental en la música. El enfoque de Spelman (2012) es compatible con una política positiva respecto a la locura al ofrecer una crítica de las formas en que se entiende y representa la locura, al tiempo que aboga por basarse en las perspectivas Locas para transformar las comprensiones y prácticas existentes.

También me baso teóricamente en Foucault (1995, 1999, 2003) para examinar los conocimientos psiquiátricos/psíquicos y resaltar las formas en que los sujetos locos se entienden, discursivamente, en relación con los conocimientos psiquiátricos/psíquicos para afirmar subjetividades positivas respecto a la locura. La música respecto a la locura cuestiona los conocimientos disciplinarios biomédicos que constituyen la normalidad mental (Foucault, 1999; Frances, 2014) y, a la inversa, la anormalidad mental abogando por comprensiones alternativas (Spelman, 2012). Como en cualquier movimiento, el Movimiento Loco tiene tensiones donde algunas personas Locas pueden tener relaciones más favorables con las ciencias psiquiátricos/psíquicos, intervenciones farmacológicas, profesionales y practicantes psiquiátricos/psíquicos, mientras que otras personas, no.


Metodología

He adoptado un enfoque cualitativo y exploratorio de estudio de caso (Denzin & Lincoln, 2010; Stake, 2000). Para seleccionar Música Loca, realicé una búsqueda extensiva. Me conecté con personas de la Comunidad Loca y a través de las redes sociales, para compilar listas. Se seleccionaron canciones y artistas que abordaron las consideraciones avanzadas por Spelman (2012) y mi enfoque analítico discursivo foucaultiano (1995, 1999, 2003). Se examinaron canciones de personas autoidentificadas como Locas y aliadas Locas. Las canciones que mostraron letras que claramente resonaron con los temas analíticos emergentes (Patton, 1990) fueron sometidas a un análisis más detallado. 

Se compilaron artistas notables y se examinaron sus canciones por su contenido lírico, donde recurrí analíticamente a Spelman (1995, 1999, 2003) y Foucault (2012). Se incluyeron The Avalanches – «Frontier psychiatry» [canción], Michael Adams – «SSRis SSRLies» [canción anti-psiquiátrica], Blue Panthers Party – «Murda Murda» [canción], Eels (banda) – «Electro-shock blues» [canción], Bonfire Madigan Shive [músico], Wombats – Anti-D, Wendell Woody Cormier – [músico superviviente psiquiátrico], Johnny Matteson – «Rave», «Mad Musician», «Crazy People» [canciones], Sills and Smith (banda) «Etched» [Álbum] y «Would it all be different» – [canción sobre experiencia Loca], The Mad Pride (banda) – «Fade Away» [canción], Evan Greer & Friends – «Adderall song» [canción], Howie the Harp – «Crazy and Proud» [canción], y Vara Adams – «No means yes» [álbum]. 

Esta lista es parcial, es mi propio esfuerzo por catalogar, organizar y compilar. Tuve ayuda de colegas y amistades, por lo que estoy agradecido. Animo a otras personas defensoras de la locura a compartir estas canciones, reconstruir la lista, proliferar y difundir, apoyar a personas Locas artistas y crear más música. Se seleccionaron canciones clave ilustrativas de esta lista para un análisis y discusiones más profundos. Estas selecciones representan un caso exploratorio (Stake, 2000) destinado a animar a la comunidad investigadora a expandir este ángulo examinando el valor pedagógico de la Música Loca.

ALT. En escena, la artista Bonfire Madigan. Madigan está sentada frente a un público fuera de plano, con su violonchelo entre las piernas. Los tonos violetas y azules de una iluminación cuidada crean una atmósfera oscura e íntima donde las emociones, locas y no, puede fluir. 

LETRA: puede que el cielo nunca perdone | pero las estrellas nunca olvidarán | puede que el cielo nunca te perdone | pero los cielos nunca te olvidarán || tráeme la cabeza de esa chica | llévame a la cama de esa chica | ¿viste lo que hizo? | ¿oíste lo que dijo? || puede que el cielo nunca la perdone | pero el cielo nunca la olvidará | puede que el cielo nunca te perdone | pero las estrellas nunca la olvidarán | a ella nunca la usaron | ella nunca fue utilizada | nunca fue dominada, dominada, dominada, dominada | nunca terminó | ahora no decidirás | si estás a la altura de la larga tarea de la vida | dijiste que encontraste el amor y aterrizó en una bata | abierta por detrás | eres un canto de cisne, nena | pero te niegas a salir del cascarón | rompiste tu cuna, cariño | y luego encendiste una cerilla | puede que el cielo nunca te perdone | pero las estrellas nunca olvidarán | puede que el cielo nunca nos perdone | pero el cielo nunca lo olvidará | abundan las constelaciones | saliendo del subsuelo | deja tu huella | terminas solo para empezar | terminas solo para empezar | (partes de mí en ti, también | respiro en todo tú) | hiciste de cada horizonte | una carretera abierta | haces de cada tablón | oh sí, está demostrado | el universo no tiene fin | deja tu huella | terminas sólo para volver a empezar, otra vez, otra vez, otra vez | puede que el cielo nunca perdone | pero las estrellas nunca olvidarán | (estamos bien despiertas a todos estos errores | bien despiertas a todos estos errores) | abundan las constelaciones | solo los aburridos están condenados | las constelaciones abundan, atadas, atadas, atadas | & sólo los aburridos | ¡están condenados!


Música Loca

La música respecto a la locura a menudo refuta la autoridad psíquica, afirma las identidades Locas, contrarresta el cuerdismo y se basa, directamente, en los conocimientos de personas usuarias, sobrevivientes y ex-pacientes. Los artistas musicales con una perspectiva positiva respecto a la locura cuestionan el lobby farmacéutico, los regímenes psíquicos/psiquiátricos violentos de curación, tratamiento y la patologización del sufrimiento. A través del tono, la imaginería y las letras, la Música Loca desafía la opresión psíquica/psiquiátrica y el cuerdismo. Cruda, poderosa, vulnerable, enojada, elocuente y hermosa, la Música Loca busca contar, auténticamente, poderosas contranarrativas sobre la salud mental sin normalizar la experiencia o aplanar las emociones.

La Música Loca también puede reflejar Orgullo Loco, el movimiento de personas Loca, la política de identidad positiva respecto a la locura, así como celebrar las subjetividades locas. Las identidades Locas pueden ser reconocidas y reconocidas como sitios de diferencia, alegría y orgullo.

Líricamente, la música puede representar y dar forma a las subjetividades humanas constituyendo formas de sujetos mentales. La imaginería y el lenguaje de la salud mental juegan un papel destacado en la industria musical contemporánea (Spelman, 2012). La música puede reforzar sistemas de dominación como el patriarcado, el racismo, el clasismo, el sexismo, el cuerdismo, el capacitismo o puede ser una herramienta para desempacar y responder a tales capas contextuales interseccionales de privilegio, acceso y opresión (Spelman, 2012). Hay una necesidad de examinar las intersecciones de raza, género, sexo, discapacidad/capacidad, clase y cordura/locura, ya que estos vectores de identidad están líricamente inscritos en la música popular convencional. Un enfoque en marcadores de identidad complejos y la música como constitutiva necesariamente problematiza las representaciones dominantes de la salud mental y la imaginería, el lenguaje y las asociaciones atribuidas a sujetos ‘mentalmente enfermos’.

Las perspectivas de personas autoidentificadas Locas y supervivientes psíquicas/psiquiátricas están en gran parte ausentes de la investigación existente en la musicoterapia orientada a la salud mental (Rykov, 2006). Los conocimientos de las personas Locas pueden iluminar cómo la música, situada en terrenos sonoros particulares orientados a la locura, la música compuesta y la música como arte político, pueden dar forma a nuestras vidas mentales. Las artistas musicales autoidentificadas Locas están utilizando, radicalmente, las formas musicales de expresión de maneras que critican la violencia psíquica/psiquiátrica, la opresión y los discursos biomédicos patologizantes.

ALT. Portada del álbum «Hi Penthus», de The Mad Pride. Sobre un fondo blanco, en el centro, un cuadrado con trazos enérgicos de pintura azul y amarilla. El nombre de la banda aparece en la parte superior y, debajo, el título del álbum.

TEXTO. Hay un hombre que se arrastra por mi piel | como un virus con un violín | sin otro lugar adonde ir que a los brazos abiertos | de cualquier vicio que me deje entrar | Solo una pastilla más para ayudarme a dormir | pero sé que lo que siembras es lo que cosechas | He adormecido tantas partes de mi mente | pero el dolor nunca es tan difícil de encontrar.


Representando la locura

Las artistas musicales, Locas o no, representan la locura a través de letras relacionadas con la salud mental. La locura puede ser representada en tropos familiares como la imaginería de estar fuera de control, necesitar una camisa de fuerza y estar medicado (medicalizado). Sin embargo, alianzas Locas o artistas Locas pueden adoptar posturas Locas que desafían los discursos convencionales sobre sujetos mentalmente enfermos. Su música toma líricamente un tono activista y abiertamente loco. El álbum «Electroshock Blues», de Eels, trata sobre los electrochoques que sufrió su madre. De esta manera, los relatos que se acercan a la locura pueden documentar las dificultades y violencias ejercidas en otras personas, hablar en contra de tratamientos tortuosos y reflexionar sobre las vidas Locas. La terapia electroconvulsiva (TEC) ha sido vista como un tratamiento de tortura sin eficacia beneficiosa (Breggin, 1994; Spelman, 2012). Los Estudios de la Locura han problematizado esta práctica, especialmente cuando se realiza sin consentimiento y forzadamente (Breggin, 1994; Burstow, 2013; Burstow, 2015).

Artistas populares no identificadas como personas Locas juegan con imaginería relacionada con la enfermedad mental. Como ejemplo, el rapero Marshall Mathers (también conocido como Slim Shady o Eminem) ha jugado extensamente con imaginería y letras Locas. Aparece con camisas de fuerza y canta letras sobre estar orgulloso de estar fuera de sí y fuera de control. Tal imaginería representa la delincuencia y la locura como vinculadas a una conducta peligrosa y desordenada (Burstow, 2015). Dispositivos como camisas de fuerza y TEC representan dispositivos y mecanismos que son parte de una trayectoria histórica que busca disciplinar y controlar la conducta de las personas Locas (LeFrançois, Menzies, & Reaume, 2013). Los Estudios de la Locura como campo ha refutado la noción de que las personas Locas son violentas y, en cambio, postulan y proporcionan apoyo a lo contrario, donde las personas Locas son mucho más propensas a ser víctimas de violencia que quienes la ajercen (Burstow, 2015; LeFrançois, Menzies, & Reaume, 2013).

Líricamente, Marshall Mathers (Eminem) evoca discursos orientados a la locura. En su canción «I’m Friends with the Monster» [«Soy Amigo del Monstruo»] canta:

Quizá, necesito una camisa de fuerza, enfrentar los hechos. Estoy loco de verdad, pero lo llevo bien… Soy amigo del monstruo que está debajo de mi cama. Me llevo bien con las voces en mi cabeza. Estás tratando de salvarme, deja de contener la respiración. Y piensas que estoy loco, sí, piensas que estoy loco… (Eminem, Rihanna, Bellion & Rexha, 2013)

Esto rechaza el deseo de tratamiento de curación y, en cambio, postula que él está cómodo con quién es a pesar de las opiniones de otros. En la canción «Monster»también afirma: «Creo que me estoy haciendo tan enorme que necesito un psiquiatra. Estoy empezando a perder el sueño: una oveja, dos ovejas. Volviéndome loco y pirado como Kool Keith. En realidad, soy más raro de lo que piensas.» (Eminem, Rihanna, Bellion & Rexha, 2013) En este pasaje, Mathers (Eminem) hace referencia en sus letras al rapero Keith Thornton, quien supuestamente (o discutiblemente) fue institucionalizado en un hospital psiquiátrico, intercalando así su nombre en la música convencional.

En mi opinión, Mathers usa el término «shrink» (psiquiatra), un término que despoja a la experiencia psíquica de autoridad, poder y devalúa el estatus profesional y la naturaleza de los conocimientos disciplinarios psíquicos a mera psiquiatría. Aunque problemático y cargado de imaginería estigmatizante, Mathers recurre al lenguaje y la imaginería de salud mental en sus letras y videos musicales. Artistas populares no autoidentificados como Locas como Queen con «I’m going slightly mad» [«Estoy enloqueciendo»] y David Bowie «Aladdin Sane» [«Aladdin cuerdo»] y Ozzy Osbourne, entre otros, también han profundizado en temas de la locura (Spelman, 2012). La locura ha sido un tema lírico popularizado y explorado por artistas musicales mainstream [corriente o tendencia mayoritaria]. Importa quién crea la música y cómo dicha música necesita afirmar y representar los relatos experienciales de personas usuarias, sobrevivientes y ex-pacientes psíquicas/psiquiátricas sin reducir, estigmatizar o hacer uso de la «otredad» en las narrativas vividas Locas. 

Las intérpretes no autoidentificadas como Locas pueden reflejar relatos que no resuenan con las experiencias de personas Locas autoidentificadas. Y tales cuentas podrían reafirmar el estigma. Sin embargo, es posible que las artistas musicales no locos construyan relatos positivos respecto a la locura, especialmente cuando adoptan posturas aliadas y se basan en las experiencias vividas de personas Locas.

ALT. Videoclip. En primer plano, Johnny Matteson y su banda interpretando la canción ‘Crazy People’. Se ha usado la técnica de croma para eliminar el fondo, creando un lienzo en movimiento donde se superponen imágenes. Entre ellas, fractales y cuadros. La superposición de estas imágenes sobre la actuación produce un efecto multisensorial.


Letras de Música Loca

Daniel Mackler, Howie the Harp, Blue Panthers Party y Evan Greer ofrecen perspectivas líricas sobre las vidas Locas. La Música Loca del artista Daniel Mackler (2016) incluye perspectivas antipsiquiátricas como «Bullshit-antipsychiatry and anti-medication song» [«Canción de mierda, antipsiquiatría y antimedicamentos»] y «The psych-med song» [«Canción de la psicomedicina»] del álbum «Songs from the locked ward» [«Canciones desde el pabellón encerrado»]. Su música proporciona una visión de sus experiencias con el sistema psiquiátrico y la violencia y el daño causados allí.

En su «Bullshit – antipsychiatry and anti-medication song» (cantada con la melodía de «Bring back my Bonnie to me»), Daniel Mackler (2016) canta:

Dicen que mis problemas son genéticos, nací con un defecto en mi cerebro, dicen que necesito medicación, y me obligan a enterrar mi dolor. [Estribillo «Mierdas/Gilipolleces»]

Gilipolleces, Gilipolleces, he aprendido a oler las gilipolleces a kilómetros y kilómetros [Repetir] He aprendido a oler las gilipolleces a kilómetros.

Sus pastillas me hacen temblar y sudar. Temo que estén rompiendo mi voluntad.

Me dijeron que era bastante normal, y añadieron otra pastilla más. [Estribillo «Gilipolleces»]. Me pusieron una camisa de fuerza. Me encerraron en una jaula. Me inyectan Haloperidol para calmarme, y luego se preguntan por qué estoy lleno de rabia.

[Estribillo «Gilipolleces»]

Me facilitaron a una psiquiatra con quien hablar, pero está espiritualmente muerta, solo repite la misma pregunta, «¿te tomas todas las pastillas»? [Estribillo «Gilipolleces»]. Me obligaron a leer a E-Fuller Torrey [psiquiatra estadounidense], pero es sádico y repugnante. Les pregunté sobre Peter Breggin [psiquiatra estadounidense crítico de la psiquiatría y la medicación] y la respuesta fue aumentar mi dosis.

[Estribillo «Gilipolleces»] Sus estudios son científicos, basados en un trabajo asiduo, pero comparten afiliaciones, con Lilly y Janssen, y Merck. [Gilipolleces]

Absuelven a todos mis traumatizadores, los horrores que me hicieron, me dicen que lo deje atrás, que necesito TEC (Terapia Electroconvulsiva). [Estribillo «Gilipolleces»].

Les dije que creo que puedo recuperarme, dejar todas las pastillas, y me responden que es solo un delirio mío, una enfermedad que vive en mi cabeza [Gilipolleces].

ALT. Videoclip. A lo largo del todo el vídeo, Daniel Mackler aparece en primer plano mirando a cámara mientras canta. La edición combina su imagen con teatralizaciones de los personajes mencionados en la letra, gráficos abstractos y documentos médicos.


Himnos positivos respecto a la locura de supervivientes hablan de teoría y práctica en Estudios de la Locura relacionados con el activismo loco y el deseo de una política transformadora Loca para mejorar nuestras vidas. Mackler rechaza su subjetividad como alguien con defectos genéticos cerebrales. A través de las letras antipsiquiatría de Mackler, se lanzan críticas contra el ingreso forzoso, críticas a tratamientos violentos y de tortura como la terapia electroconvulsiva (TEC) (véase Breggin, 1994) y la devaluación de la experiencia psíquica y la investigación cooptada con intereses del lobby farmacéutico. Un cuerpo sustancial de literatura crítica relacionada con la salud mental discute cómo las comprensiones biomédicas basadas en la psicología de la enfermedad mental a menudo son tan poco fiables y de validez científica cuestionable (Rimke, 2016). Las percepciones de las personas supervivientes pueden aportar el conocimiento a la investigación en salud mental y las formas de cuidado de maneras significativas (Sweeney, 2016). El trauma infligido es culpa de los traumatizadores y el sufrimiento consecuente se rechaza como enfermedad o delirio, entendido como consecuencia de la violencia experimentada.

Las letras de Mackler hablan de sus experiencias con los efectos secundarios de las pastillas, el ingreso involuntario y el control, la ira ante la opresión. Él atestigua cómo su deseo de librarse de la violencia psíquica/psiquiátrica se patologiza. Las percepciones del sistema psíquico/psiquiátrico que obtuvo de la experiencia personal lo llevan a criticar las formas en que la comunidad médica y las políticas en la producción de conocimiento e investigación están influenciadas por la financiación y las afiliaciones con el lobby farmacéutico (véase también, Whitaker, 2010).

La Música Loca tiene un valor importante documentando las realidades vividas de personas Locas y supervivientes de la psicología/psiquiatría. Las supervivientes usan el arte para contar sus propias historias Locas. El Grupo de Historias de Supervivientes (2010) afirma:

Buscamos registrar, preservar, recopilar y hacer ampliamente disponibles la diversidad y la creatividad de [supervivientes] a través de relatos personales, escritos, poesía, arte, música, drama, fotografía, campañas, hablar, influir y todas las demás expresiones. Nuestro principio fundacional básico es que [las personas supervivientes] son dueñas de su historia (Grupo de Historia de Supervivientes, 2010).

Los registros y archivos artísticos de personas supervivientes Locas comparten historias que de otro modo podrían permanecer sin contarse. De esta manera, la música como forma de expresión artística cuenta ricas narrativas de supervivencia psíquica/psiquiátrica.

La música también es una forma para que las personas Locas se involucren en expresiones a favor de las identidades Locas y el Orgullo Loco. El difunto Howie the Harp (2018) cantó letras para expresar su Orgullo Loco en el Movimiento de Orgullo Loco (Mad Pride). En «Crazy and Proud» [«Loco y Orgulloso»], Howie proclama:

Ok, siempre me llaman loco, me menosprecian. Siempre dicen que serán mis amigos, pero nunca aparecen. Porque no soy como la gente normal, no encajaré en su molde. Y por ese crimen o me encierran o me abandonan en el frío. ¡Porque estoy loco, y estoy orgulloso! Ok, yo no seré un robot de 9 a 5, bien engrasado y hecho de cromo. Nunca tendré tus úlceras ni tu casa de dos plantas. Intentaste cambiarme de una forma muy agresiva. Me intimidaste y te burlaste de mí. Pero siempre seguiré siendo como soy: loco, pirado y raro.

Porque estoy loco… y estoy orgulloso. Ok, dices que siempre estaré encerrado, a menos que deje de ser yo. Pero no dejaré de ser yo, así que mantente lejos de mí. Solo quiero ser libre. Se lo digo a toda esta gente. No me miréis así. Tú crees que eres genial, pero eres el tipo de persona que odio. Tramposos de la Psiquiatría Americana. Yo estoy loco… y estoy Orgulloso.

Más allá de criticar la psiquiatría, Howie afirma la identidad Loca y ser una persona Loca, pirada y rara. Howie problematiza las tensiones de la vida cotidiana, cuestiona la normalidad y se autoidentifica, con orgullo, como loco. Anhela la subjetividad Loca y la libertad. Como músico loco, Howie usa la música para resistir la tiranía de la vida-cuerda(cuerdista). Su defensa Loca y el uso de letras musicales muestran la locura como una fuente de orgullo, y señalan a los factores sociales en la sociedad como lugares problemáticos de estrés y agitación. Las alianzas musicales con la locura pueden enseñar a personas capacitadas/sanas/cuerdas formas de criticar el estado actual de las cosas, dónde intentan encargar a las personas en normativas (Thomson, 2017) y moldes.

Entre las formas de arte y expresión, la música es un medio para documentar las narrativas de supervivientes de la psicología/psiquiatría y mostrar las relaciones existentes entre el poder y el conocimiento. La música tiene un gran valor como registro histórico de las voces y conocimientos de las personas supervivientes. Los discursos psíquicos de progreso, innovación, rehabilitación y curación ya no parecen progresivos cuando las historias psíquicas son examinadas críticamente a través de la lente de una persona Loca. Sin embargo, tales letras pueden ser vistas como alienantes para personas usuarias que puedan encontrar terapéuticas las intervenciones psíquicas y manejar su bienestar a través de medicamentos u otras prácticas informadas psíquicamente.

La música tiene valor educativo y el poder de cambiar las conversaciones en torno a los sistemas de salud mental y la locura. Las artistas adoptan posturas políticas contra las prácticas de etiquetado, diagnóstico y los daños causados por los acuerdos y negocios entre la autoridad médica, la academia, el neoliberalismo y la empresa psíquica/psiquiátrica.

La Música Loca puede ser utilizada para resistir a la experiencia psíquica/psiquiátrica. La experiencia psíquica representa el estatus autoritario incuestionable de los practicantes basados en la psicología y la psiquiatría para hacer juicios, observaciones y pronunciamientos sobre todos los asuntos relacionados con la ‘enfermedad mental’ (Rose, 1998). La Música Loca puede desafiar dicha autoridad denunciando, líricamente, los discursos informados por las ciencias psíquicas, la mirada patologizadora y los regímenes de verdades (Foucault, 1999; 2003; 2007).

Como ejemplo del contenido de letras musicales como refutación discursiva pedagógica de la autoridad psíquica, Blue Panthers Party implica, directamente, al violento y asesino complejo industrial que conforman las empresas psíquicas, psiquiátricas y el lobby farmacéutico cantando fuertemente en «Murda Murda»:

Es gracioso cómo no dan títulos en fantasía.
Oh, espera, me olvidé de la psiquiatría.
Qué tonto, cómo pude olvidarlos, ellos no curan cosas
pero son buenos nombrando cosas que llaman enfermedad.
Todos nos entristecemos, y ellos lo llaman ‘depresión’.
Todos nos enojamos, y ellos dicen que eso es agresión.
El DSM-5 sabe mucho sobre problemas,
pero no han publicado un solo libro para acercarse a resolverlos.
Corrígeme si me equivoco, dime si han logrado alguna diferencia
alterando las vidas de familias, esposas e hijos.
Vamos a trabajar, estoy encendido como una pistola.
Y si te sientes de la misma manera, es hora de atraparlos.
Piensan que somos tontos, que nos pueden decir lo que les convenga
a sus bolsillos, pero nunca te hablan de los beneficios.
Pregunta al doctor si comparte sus sobornos con la enfermera.
Sí, ellos también cobran mientras tú estás en un ataúd.
Vamos a atraparlos, ya no podemos escondernos.
Mostremos que tenemos más que orgullo.
Murda Murda, que viene el doctor.
No podemos quedarnos sentados, tenemos que levantarnos y detenerlos.
Han matado a millones, así que vamos a generarles problemas.
Le dicen a la gente que está enferma, pero nadie se cura ni una vez.
Es murda murda murda,
Está en primer grado, no dejemos que vaya más lejos.

Canciones como estas recurren a letras e imaginarios para problematizar los discursos psíquicos/psiquiátricos y un sistema corrupto que puede dañar a las personas mientras obtiene enormes ganancias. Un sistema plagado de sobornos y beneficios es problemático y no busca ser curativo, sino capturar y expandir a los clientes y consumidores de salud mental (véase también Burstow, LeFrançois, & Diamond, 2014). Esto es particularmente insidioso cuando se enfocan en menores y colectivos vulnerables. Como intervención pedagógica, las artistas musicales Locas señalan las colusiones entre las ciencias psíquicas y el lobby farmacéutico como destructoras de la integridad en las prácticas de diagnóstico e intervenciones curativas.

En esta línea de pensamiento, Greer (2017) demuestra intersecciones de patologización de la infancia, cuestiones de clase, desigualdad de género, militarismo y sus experiencias vividas como ex usuario y consumidor de pastillas que se recuperó y rechaza toda intervención farmacológica:

Sra. Greer, su hijo se comporta mal en clase. Hace preguntas que no se pueden hacer, Sr. Greer. Está bastante claro, su hijo tiene TDAH y los doctores dicen que necesita 30 miligramos de anfetaminas.

Cuando cumplí ocho años, me prescribieron pastillas. Una para enfocarme en la escuela y ayudarme a seguir todas las reglas. Una para mantener mis lágrimas a raya, porque los niños no llora. Una para ayudarme durante mi día. Otra para ayudarme a dormir por la noche. Me quedaron muy pocos recuerdos de cómo era antes de que tomara esas malditas pastillas, todos los días, desde 1994

Ahora reconozco el sistema, veo para qué son realmente. No te daré mi dinero, no las tomaré más. Estaba en el centro muerto del país, cuando tomé mi última pastilla. Vendí el resto de la botella a unos niños de Chicago, luego me dirigí hacia algo nuevo. Y por primera vez en mi vida, me sentí en paz con quién era. No podía esperar para compartir el nuevo mundo allí afuera con todas las personas que amaba. Y tenía tan pocos recuerdos de cómo era antes, que la primera semana sin ellas sentí como si hubiera renacido

Ahora reconozco el sistema, veo para qué son realmente. No te daré mi dinero, no las tomaré más. Eso fue cuando empecé a pensar en esta sociedad, y cómo hay algo que va mal cuando a un niño tan joven se le prescriben anfetaminas. Al principio culpé a mis padres, luego a los doctores, luego a las escuelas, pero si quieres luchar, mira más allá de todo eso: al gato gordo y sucio con el gran contrato, en esos laboratorios que matan cachorros. En ellos, se obtienen resultados basados en la ciencia ficción. Si te arruinan, no les importa un carajo, porque aún pueden conducir a casa en sus cadillacs, ganando dinero de un juego donde las barajas están marcadas. Y si eso no es suficiente, porque es más grande que todo eso. Y si eso es solo uno de los muchos ataques de este sistema sobre ti, entonces, ¿qué vamos a hacer? Tengo tan pocos recuerdos de cómo era antes, que puedo escribir esta canción con humo en mis pulmones, y una botella en el suelo

Ahora reconozco esos sistemas, veo para qué son realmente. ¡No te daré mi dinero, no lo compraré más!

Greer analiza los sistemas entrelazados de educación y salud. Examina la experiencia infantil, las relaciones familiares y las intervenciones psíquicas que encontró siendo un niño con agencia limitada. Las letras demuestran introspección con respecto a ser diagnosticado y etiquetado con TDAH y las subsiguientes intervenciones de la ciencia psíquica por no seguir las reglas. Como niño, fue patologizado y relaciona esto con normas de género que indican que los niños no deben llorar. Reconoce que su memoria se vio negativamente afectada debido a las pastillas recetadas que tomó. Greer sintió como si renaciera cuando las dejó. La política Loca y la política de la discapacidad convergen en la comprensión de las implicaciones de las prácticas de etiquetado diagnóstico psíquico/psiquiátrico (Beresford, 2000). Greer líricamente señala su desconfianza en los sistemas de salud mental motivados por el lucro, ser insensibles y dañar vidas.


Música Loca como pedagogía

La Música Loca representa un espacio pedagógico. Una pedagogía de la locura busca desentrañar la opresión cuerdista y apreciar la brecha en el conocimiento loco que las personas cuerdas pueden pasar por alto. Músicos y artistas enseñan a otras personas sobre sus vidas y, al hacerlo, promueven el aprendizaje sobre los sistemas de salud mental y las subjetividades positivas respecto a la locura. Aunque no hay consenso ni definición formal de lo que constituye ser positivo respecto a la locura, señalaría algunos puntos de anclaje para enunciar y operacionalizar la positividad Loca.

Las posturas positivas respecto a la locura contrarrestan los discursos patologizantes en torno a la enfermedad mental y buscan transformar las comprensiones de la locura. Una ética positiva respecto a la locura busca empatía, cuidado y comunidad. Esto implica reconocer las historias Locas y celebrar el Orgullo Loco. Un modelo deficitario de identidadesLocas es refutado, y las personas que se autoidentifican comoLocas a menudo reclaman y se reapropian de términos peyorativos como Loca y pirada. Se reconoce el cuerdismo junto con la opresión encontrada por las personas Locas.

Positivo respecto a la locura es también una etiqueta identificatoria. Identificarse como «persona positiva» respecto a la locura podría indicar a una persona que puede ser Loca o no y, sin embargo, se alinea con el movimiento de personas Locas y los imperativos políticos locos. Por lo tanto, ser positiva respecto a la locura podría significar alguien que aspira a ser una aliada Loca. En consecuencia, tal compromiso expresa un deseo de involucrarse con la política Loca y aprender de los conocimientos de personas autoidentificadas Locas. Reconoce el derecho de las personas a ser Locas.

En relación con las ciencias psíquicas/psiquiátricas y los sistemas de salud mental, personas usuarias, consumidoras, sobrevivientes o ex-pacientes pueden tener perspectivas diferentes hacia las ciencias psíquicas y los sistemas psiquiátricos. Algunas personas Locas, particularmente consumidoras, pueden ver actualmente las intervenciones basadas en la psicología como beneficiosas y, por lo tanto, pueden no compartir puntos de vista antipsiquiátricos. La pedagogía Loca ofrece perspectivas para examinar el cuerdismo en la Educación para Adultos y celebrar las identidades Locas.

Además:

Las pedagogías Locas pueden resistir la influencia del lobby farmacéutico, la inflación diagnóstica descontrolada y la patologización de lo normal, a través de la fabricación de discapacidad y nuevos trastornos. Tal pedagogía puede criticar la dominancia psíquica/psiquiátrica existente de formas de conocer, ser y ser en el mundo (Castrodale, 2017, p. 58).

La Música Loca representa una forma de expresión que permite críticas matizadas a los discursos dominantes de salud mental que impregnan gran parte de nuestras vidas cotidianas contemporáneas. Puede crear comunidades de Orgullo Loco, cuidados, empatía, apoyo y experiencias compartidas. Podrían realizarse caminos alternativos, no patologizantes, hacia la recuperación del sufrimiento.

Las artistas musicales Locas pueden reclamar la normalidad (véase Frances, 2014) y rechazar ser patologizadas o etiquetadas como enfermas mentales. La Música Loca puede enseñar a personas no Locas sobre el cuerdismo y la opresión que enfrentan las personas Locas. De esta manera, las voces e historias de las personas Locas pueden ganar prominencia en el currículo de educación para adultos. Además, en entornos educativos se pueden ofrecer enfoques de apoyo no clínicos y des-patologizantes inspirados por personas Locas para estudiantes que experimentan sufrimiento. La música tiene una función pedagógica, diseminando contra-conocimientos y discursos que advierten a otras personas de los riesgos potenciales de coquetear con la psiquiatría. Tales narrativas de supervivientes Locas pueden refutar la autoridad psíquica/psiquiátrica y ofrecer valor pedagógico (Burstow, 2003; Castrodale, 2017) enseñando a otras sobre la violencia sistémica psíquica/psiquiátrica a través de compartir experiencias vividas.

Cantar canciones está conectado con el reconocimiento y el recuerdo, preservando las historias de aquellas personas Locas que no sobrevivieron a la violencia psíquica/psiquiátrica, conectando a los miembros de la comunidad de Orgullo Loco (Reaume, 1998). La pedagogía crítica se preocupa por revelar y entender el funcionamiento de las relaciones de poder desiguales, impugnar la autoridad psíquica/psiquiátrica (Rose, 1998) y generar emancipación de la opresión (véase Freire, 2009). Tal pedagogía valora la voz y la agencia de conocimientos que, a menudo, son subyugados (Castrodale, 2017) basándose directamente en perspectivas Locas para transgredir la opresión sistémica psiquiátrica.

Las artistas musicales positivas respecto a la locura no son anti-ciencia, anti-intelectualismo ni anti-evidencia. Más bien, a menudo buscan mayor transparencia y abogan por no excluir los conocimientos locos de los sistemas de salud mental. Están desafiando activamente el poder autoritario incuestionable investido en la psiquiatría (véase Foucault, 2003). La experiencia psíquica/psiquiátrica sin impugnar desempodera a las comunidades de personas usuarias, supervivientes y ex-pacientes, deja las desigualdades sociales y la violencia psíquica/psiquiátrica sin cuestionar, y perpetúa daños a través de acuerdos con el lobby farmacéutico (Rimke, 2016) incluyendo el ingreso involuntario, los tratamientos forzados y otras intervenciones biomédicas dañinas y violentas. A través de sus letras, la Música Loca desafía la eficacia reportada de las intervenciones psíquicas/psiquiátricas, la falta de fiabilidad, la sub-notificación de efectos secundarios de la medicalización, la autoridad psíquica y la colusión desenfrenada de las ciencias psíquicas con sistemas de regulación y control.

Esto representa una negativa a ser dócil (Foucault, 2003) y cumplir sin cuestionar las órdenes de los expertos psíquicos/psiquiátricos. Demandas judiciales crecientes contra los cárteles farmacéuticos han expuesto prácticas de investigación poco éticas (véase Burstow, 2015). La música representa una forma artística de resistencia, una manera de hablarle verdad al poder (Foucault, 1995; 2007) y revelar injusticias. Las personas son procesadas a través del conducto de investigación academia-psi-farma. Estos artistas musicales a menudo consideran la psiquiatría con un escepticismo profundo y bien fundamentado (Rimke, 2016). Donde las ciencias psíquicas deben generar recelo y desconfianza dada su historia y relaciones corruptas contemporáneas evidentes que atraviesan redes de investigación, trabajadores psíquicos y sistemas de salud empresariales biomédicos (Rimke, 2016). La red psi se infiltra sistemas educativos, de salud, militares y de recursos humanos, entre otros dominios que tocan la vida humana.


Conclusiones

La música representa un espacio pedagógico político de aprendizaje tanto para personas Locas autoidentificadas como para personas no Locas. La música tiene un gran potencial pedagógico para educar y advertir a la ciudadanía sobre los riesgos potenciales asociados con intervenciones de la psiquiatría. La música positiva respecto a la locura abraza, dinámicamente, una amplia gama de emociones, formas de ser, de relacionarse consigo mismo y con los demás, mientras despatologiza la locura. La Música Loca puede revelar orientaciones contemporáneas hacia la locura y discursos dominantes relacionados con la salud mental. La música también puede ser un espacio de resistencia donde las formas de ser individualizadoras y patologizantes de los «mental», constituidas como un sujeto en relación con los discursos de salud mental, pueden ser desafiadas y problematizadas.

Las experiencias Locas pueden enseñarnos sobre nuestra humanidad y nuestro mundo. Para la audiencia Loca puede haber similitudes, experiencias narrativas compartidas y posturas activistas expresadas para un cambio colectivo. Para las artistas Locas, la música Locas es un espacio de expresión y trabajo auto-constitutivo, un lugar de aprendizaje y tallado de identidad. Tanto las personas Locas como las no Locas pueden aprender sobre la autoridad psíquica/psiquiátrica, los discursos psiquiátricos, los sistemas psíquicos y los regímenes de tratamiento, así como sobre las identidades positivas respecto a la locura a través de la Música Loca. Las personas no Locas también pueden participar en la creación de música Loca positiva a través de colaboraciones éticas con personas Locas.

La música también puede implicar exploración, imaginación e improvisación, abriendo espacios democráticos seguros de resistencia (Clarke, 2016). Para Clarke (2016), la música expande nociones de identidad, apreciando una multitud de voces y diversas constituciones de la identidad. La música representa un espacio implicado en la auto-creación y, por lo tanto, es útil para las personas Locas a la hora de desafiar la normalidad.


La Música Loca busca perturbar la complacencia normal sana. La Música Loca no es necesariamente agresiva, aunque a veces puede evocar ira frente a la opresión incesante. En contraste con la música que busca inspirar resiliencia individual, la capacidad de afrontar un mundo opresivo, la Música Loca es revolucionaria, inspira un contradiálogo y busca criticar las formas existentes de violencia y marginación cuerdistas.

La Música Loca, incluyendo canciones y letras inspiradas en la antipsiquiatría, son a menudo una pieza integral del movimiento de Orgullo Loco. Como parte de la organización Loca y los eventos, la música y la poesía suelen ser componentes de activismo antiopresivo, educación y defensa de la locura por una justicia social transformadora (véase Icarus, 2017). Para algunas personas miembro, la expresión musical es parte del tapiz artístico involucrado en ser Loca. Es una forma de expresar la identidad, sanar el trauma, hablar contra la opresión psíquica/psiquiátrica y conectarse con otras personas.

La música inspirada en la antipsiquiatría representa un medio para cuestionar la autoridad que la psicología/psiquiatría se otorga a sí misma, para cuestionar la legitimidad de las afirmaciones de neutralidad científica que, a menudo, sustentan la ciencia psíquica, y para darse cuenta de los daños reales infligidos por intervenciones respaldadas por la psiquiatría. Los entornos vividos y las relaciones sociales con los demás impactan en nuestra salud y las intervenciones necesitan arreglar nuestro mundo social en lugar de fomentar la resiliencia, la normalidad y la complacencia. La música representa así un modo de expresión y un medio para hablar con agencia sobre el trauma, la alienación, la violencia psíquica/psiquiátrica, el ingreso forzado y los tratamientos violentos que Mackler experimentó en nombre de la curación.

Los relatos y expresiones de los supervivientes a través de la música pueden dar forma a mejores sistemas de cuidados y comprensión, defensa y apoyo entre personas posicionadas contra el cuerdismo y la opresión de las personas Locas hacia una política Loca transformadora.

La música Loca positiva re-articula un valor terapéutico diferente, reconfigurando la música como antiopresiva, un medio para constituirse a sí misma a través de afirmar identidades positivas y contrarrestar el cuerdismo. La Música Loca es re-imaginar de una forma radical y transgresora la relación entre la música y el bienestar mental. La Música Loca positiva ofrece enfoques artísticos despatologizantes iniciados por supervivientes para la promoción general de la salud. Hay mucho que se puede aprender sobre las experiencias y los sistemas de salud mental a través de letras y relatos de supervivencia psíquica/psiquiátrica expresados musicalmente. Se necesita más trabajo para promocionar canciones Locas positivas de personas que se autoidentifican como Locas, relatan episodios de locura y pueden o no identificarse como oprimidas psiquiátricamente. Esto proporcionaría una muestra más profunda y matizada de las perspectivas de artistas musicales Locas.

Ahora hay crecientes centros internacionales de músicos positivos respecto a la locura que se autoidentifican como locos. Como ejemplo, el sitio web de Toronto Mad Pride (2018) presenta un directorio de intérpretes de Música Loca. De manera similar, Mindfreedom (2017) ha vinculado la política Loca y el activismo con artistas de Música Loca. La música y la composición de canciones se utilizan para celebrar las «mentes libres y desafiar las violaciones psíquicas/psiquiátricas de los derechos humanos». (Mindfreedom, 2017).


Vara Adams, una música superviviente psiquiátrica, describe sus motivaciones para participar en el proceso de composición de canciones para su álbum de la siguiente manera:

Decidí que era hora de decirle al mundo cómo me siento acerca del sistema que me etiquetó, me medicó y me sometió a electroshocks. Sé que las canciones son crudas, pero expresan muy claramente cómo veo el tratamiento psíquico/psiquiátrico en su conjunto. Me enoja que las personas etiquetadas como «enfermas mentales» inmediatamente se vuelvan seres sin nombre y sean sometidas a coerción y abuso. He sobrevivido a esa etiqueta y ya no seré una sin nombre. (Mindfreedom, 2017)

Como afirma Vara, la música representa un medio para impugnar la coerción, la violencia y un sistema psíquico/psiquiátrico que impacta y daña a menudo en nombre de los cuidados y la curación. El impulso de escribir es educar a otros, informar a otros sobre prácticas de etiquetado y violencia sistémica psiquiátrica.

La música Loca articula una polifonía de voces y perspectivas de personas Locas que pueden trabajar armoniosamente y de maneras disonantes. Las personas supervivientes muestran formas en que los sistemas médicos y la sociedad pueden oprimir, alienar y dañar a ciertas personas. Dichas personas son, a menudo, entendidas y nombrados como disconformes, irracionales, ininteligibles, peligrosas y difíciles de controlar. Posteriormente, tales sujetos son patologizados, etiquetados de múltiples formas para subyugar y normalizarlos (Foucault, 1999; Frances, 2014).

La música Loca positiva puede tomar muchas formas y ser expresada a través de diversos géneros musicales y por una gama de artistas diferentes. La música Loca representa un sitio de impugnación y activismo, para contrarrestar la dominancia psi de todo lo mental en este mundo. Como modo de expresión, la música transmite mensajes complejos, transmite emociones y es un lenguaje en sí mismo. Líricamente, la música puede transmitir significados sobre discursos mentales, darle sentido al mundo o impugnar sistemas más amplios de pensamientos y acciones. Como herramienta pedagógica, la música puede ser un modo de mostrar los modos que constituyen al sujeto loco a través de letras.

La música también es un medio y mecanismo para que los sujetos locos construyan sus identidades y subjetividades dinámicas. Existe la necesidad de que la comunidad investigadora examine los discursos relacionados con la salud mental inscritos en la música convencional, y también cómo las personas Locas pueden usar la música como una herramienta para expresar sus propios conocimientos a través de la música. Los métodos constituidos por las artes pueden enriquecer nuestra comprensión de la salud mental y los sistemas de salud mental (Johnson, 2010). Las personas que se autoidentifican como Locas muestran ontológica y epistemológicamente los vínculos entre la música y la medicina. La música Loca abraza ese potencial complejo, matizado, dinámico y disonante en la música para dar forma a nuevas y radicales subjetividades.


¿Por qué no ser profundamente Loca frente a la violencia, la desigualdad y la opresión? La pregunta no debería ser sobre restaurar la salud mental positiva a nivel individual, sino más bien, en un mundo violento, con conflictos, guerras, desigualdad, discriminación, sufrimiento y dificultades, ¿por qué no hay más personas positivamente Locas? ¿Por qué hay tantas personas aparentemente bien, sanas, normativas y neurotípicas?

La música Loca puede proporcionar percepciones sobre el sistema de salud mental, el sufrimiento encontrado por las personas en su vida diaria, y las formas en que las personas Locas son entendidas y tratadas en la sociedad, a la vez que ofrece nuevas vías para el pensamiento y la acción. Las personas Locas también pueden adoptar diferentes posturas hacia la psicología/psiquiatría, los discursos psíquicos, las intervenciones psíquicas y la comunidad profesional de la psicología y la psiquiatría. Sin embargo, un hilo común a todas ellas es sacar a la luz las relaciones poder-conocimiento, el deseo de afirmar identidades positivas, crear medios para el cuidado y la empatía y rechazar modelos patologizantes individuales, a menudo a favor de determinantes sociales de la salud mental y el bienestar. La salud mental es política, sociocultural, compleja y necesita ser entendida como tal más allá de los discursos biomédicos simplistas, estrechos y dañinos.

Pedagógicamente, tanto las personas aprendices adultas Locas como las no Locas pueden aprender sobre identidades Locas, Orgullo Loco, sistemas psicológicos/psiquiátricos, cuerdismo y opresión psíquica. La música Loca comparte percepciones narrativas que educan a la audiencia sobre sus vidas y conocimientos locos. Está lejos de ser un simple binarismo Loca/Cuerda. Las personas no Locas pueden identificarse como tal en algún momento, y las personas Locas, a veces, pueden dejar de identificarse como Locas.

Sin embargo, la Música Loca ofrece algo diferente, una nueva forma de hacer emerger los discursos de salud mental y repensar la autoridad psíquica/psiquiátrica y las prácticas patologizantes. Las letras de Música Loca enseñan nuevas formas de entender cómo se está tratando [realmente] la enfermedad mental en la sociedad. La Música Loca también proporciona percepciones para reflexionar sobre quién se considera enferma mental, cuándo, dónde, cómo, por qué y qué implica esa consideración sobre cómo será tratada posteriormente. La música representa un sitio para que artistas musicales Locas creen canciones con autonomía, para resistir ser patologizadas y para compartir sus narrativas de salud mental vividas, complejas y matizadas.

La Música Loca podría utilizarse en la formación de estudiantes de medicina para educarles sobre las experiencias de las personas Locas con los sistemas psíquicos/psiquiátricos y enseñar sobre el Orgullo Loco. Esto promovería enfoques despatologizantes hacia la Locura, discursos de recuperación, problematizar la influencia de lobby farmacéutico y repensar el cuerdismo. Tales letras también podrían compartirse y circular con la comunidad Loca, activistas, la comunidad académica y personas usuarias, consumidoras, supervivientes del sistema psíquico/psiquiátrico y ex-pacientes, fomentando la construcción de comunidad.

En este artículo, he recurrido a la música de supervivientes que se autoidentifican como personas Locas, destacando canciones y letras. La Música Loca puede ilustrar la violencia psiquiátrica, los sistemas psiquiátricos y las subjetividades Locas. Una extensión esencial de este trabajo sería discutir directamente el significado, las implicaciones y el significado de estas canciones con la comunidad compositora de música usuaria, consumidora, superviviente y ex-paciente que se autoidentifique como Loca, audiencia, alianzas y comunidades Locas. Se necesita investigación adicional sobre las implicaciones educativas del cuerdismo y cómo las personas Locas pueden transformar las posibilidades pedagógicas educativas (Castrodale, 2017; Procknow, 2017). Investigaciones que se conectan con artistas musicales Locas sin impedirles compartir sus percepciones son muy necesarias para comprender mejor cómo entienden su música en relación con los conocimientos locos. Los Estudios de la Locura y la Música Loca insertan conocimientos locos en el currículo, sacan a la luz el cuerdismo y despatologizan a los sujetos de educación.


Referencias

Las referencias citadas por el autor en este artículo no se han transcrito en la presente traducción. Para acceder a ellas y profundizar en el estudio del tema, te recomendamos consultar el capítulo original. Castrodale, M. A. (2023). Mad Studies and Mad ­Positive Music. En (Ed.), New Horizons in Adult Education & Human Resource Development (pp. [40-58]).