Por Mia Mingus
Accede al artículo original en Mingus, M. (2011, Mayo 5). Access Intimacy: The Missing Link. Leaving Evidence. Traducción no profesional realizada por ACCIUMRed para lectura personal.
Son muchas maneras las maneras de describir la intimidad. Por ejemplo, existe la intimidad física, la emocional, la intelectual, la política, familiar o sexual. Sin embargo, como mujer con discapacidad física, hay otro tipo de intimidad que me ha costado nombrar y describir hasta ahora. La intimidad de acceso. —Mia Mingus—
He comenzado a utilizar el término de manera informal y, todavía, estoy descubriendo diferentes aspectos de él. [Esta publicación] de ninguna manera es una descripción completa. Intimidad de acceso es un nombre inicial y los primeros intentos de darle forma. Lo ofrezco como algo que me ha sido útil y espero que sea útil para otras personas a la hora de describir todo tipo de acceso, no solo en relación con la discapacidad.
Creo que el acceso, como marco conceptual, es poderoso en muchas áreas de nuestra vida. Aquí, hablo desde mi propia experiencia como persona con discapacidad física, pero sé que la intimidad de acceso también puede darse de muchas formas diferentes en madres, padres, mujeres racializadas, personas queer, trans, etc. Cualquiera puede experimentar la intimidad de acceso.
Nunca he tenido palabras para describir la intimidad de acceso. Durante años, la he sentido o anhelado, pero no he sabido cómo describirla. Siempre ha estado fuera de mi alcance, más allá de mi comprensión. La he confundido con intimidad emocional o política, atracción sexual o deseo romántico. De manera errónea, he asumido que estaría ‘allí’, bajo la identidad de alguien o de su experiencia.
He luchado por describir la cercanía que he sentido hacia personas con las que mi cuerpo discapacitado se ha sentido un poco más seguro y en paz. He tenido relaciones en las que ha habido intimidad emocional, física y política, pero también una carencia grave de intimidad de acceso. He tenido relaciones en las que la intimidad de acceso ha ayudado a crear las condiciones necesarias para que crecieran la intimidad emocional, familiar y política.
La intimidad de acceso es una sensación elusiva y difícil de describir cuando sientes que alguien más comprende tus necesidades de acceso. Una especie de comodidad extraña que tu yo discapacitado siente con alguien a nivel puramente de acceso. A veces, puede ocurrir con personas desconocidas, discapacitadas o no, o puede desarrollarse a lo largo de los años. También puede manifestarse como la forma en que tu cuerpo se relaja y se abre con alguien cuando tus necesidades de acceso están siendo satisfechas.
La intimidad de acceso no depende de que alguien tenga una comprensión política de la discapacidad, el capacitismo o el acceso. Algunas de las personas con las que la he experimentado de forma profunda (especialmente personas sin discapacidad) no han tenido educación o han estado expuestas a una comprensión política de la discapacidad.
La intimidad de acceso también es la intimidad que siento junto a otras personas con discapacidad y enfermas que tienen una comprensión automática sobre las necesidades de accesibilidad, debido a nuestra experiencia de vida compartida y a las diversas formas en que el capacitismo se manifiesta en nuestras vidas. Juntas, compartimos una especie de intimidad de acceso básica, sin necesidad de explicaciones. De forma instantánea, podemos comprender el peso, la emoción, la logística, el aislamiento, el trauma, el miedo, la ansiedad y el dolor relacionados con la accesibilidad.
No tengo que justificar nada con ellas y podemos partir de un lugar de vulnerabilidad compartida. Lo que no significa que nuestras necesidades de acceso sean iguales, ni siquiera que sepamos cuáles son las necesidades de acceso de la otra.
La intimidad de acceso ha tomado forma de largas conversaciones nocturnas en nuestro primer encuentro, de miradas significativas compartidas en una habitación o dentro de un grupo de personas sin discapacidades físicas. De la sensación de familiaridad instantánea para pedir ayuda o apoyo.
En mi vida, la intimidad de acceso es algo que se ha ganado con dificultad, de manera orgánica o, a veces, hasta mágica. Me ha sorprendido, apareciendo con personas con las que nunca hubiera esperado tener ese tipo de conexión. Y ha sido emocionante y reconfortante, como un largo suspiro de alivio. No sé de dónde proviene ni cómo sucede; un lenguaje tácito e instintivo entre diferentes personas. Una forma completamente única de comunicarse y conectarse.
Similar a encontrarse con alguien con quien simplemente haces clic: una forma distinta de atracción, deseo y energía en sí misma.
Estoy empezando a comprender que necesito la intimidad de acceso en mi vida; no puedo (ni quiero) vivir sin ella. La necesito para ser verdaderamente yo misma, porque la accesibilidad es una parte íntima de mi vida como mujer queer discapacitada, adoptada y racializada. Sin ella, las relaciones existen bajo un techo de cristal o se separan entre ventanas gruesas y heladas, que me impiden alcanzar todo lo que soy. Sin ella, hay sobrevivencia, pero raramente una conexión verdadera y completa.
La intimidad de acceso no se limita solo a la acción de proporcionar ayuda o acceso a alguien. Muchas hemos experimentado situaciones de acceso que nos han dejado sintiendo que somos una carga, vulneradas o simplemente mal. Hemos experimentado el acceso obligatorio, donde no hay intimidad. Solo la contabilización estoica del tiempo hasta que todo acabe.
Eso no es intimidad de acceso.
Ha tenido numerosas relaciones en mi vida en la que he amado profundamente, pero nunca me he sentido completamente segura cuando se trataba de mi acceso. Relaciones en las que he sabido que solo podía pedir o compartir ‘hasta cierto punto’, sin ser reprendida, regañada o castigada con un acceso pasivo-agresivo y reacio. Relaciones en las que he sentido miedo de expresar lo que necesitaba o lo que no podía hacer. En las que [ese miedo] ha derivado en aislamiento o, incluso, en lesiones físicas graves por haberme esforzado demasiado.
La intimidad de acceso no es caridad, resentimiento, intimidación, un intercambio humillante para sobrevivir o un refuerzo de ego. De hecho, todas estas cosas amenazan y la destruyen. Existe una sensación reconfortante antes y durante se experimenta.
Es una sensación liberadora, ligera, amorosa. Acerca más a las personas que forman parte de ella; construye y profundiza la conexión. A veces, la intimidad de acceso no significa que todo sea completamente accesible al 100%. A veces, significa que ambas personas están tratando de crear acceso con todas sus fuerzas, sin éxito, en un mundo capacitista. Otras, implica simplemente que te toma de la mano mientras ambas miráis el mundo inaccesible.
Intimidad de acceso se ha dado en relaciones donde siempre he sentido que puedo expresar mis necesidades de acceso, sin importar qué. O donde he podido decir que no las conozco, y está bien también. Se ha dado con personas que no esperan algo a cambio en forma de moneda emocional o posesión del acceso. Con personas que han escuchado y creído, a pesar de que mi cuerpo y mis capacidades. Personas que se han esforzado por recordar mis necesidades de acceso y preguntar si habrá situaciones que puedan ser inaccesibles o difíciles para mía.
Intimidad de acceso es acceso crip. Solidaridad crip.
–Mia Mingus–